PS_NyG_2010v057n003p0443_0497

ANTONIO LLAMAS tenecen ni a la tierra ni a los hombres. Los adoradores de la Bestia tenían sólo el derecho a comprar y a vender, pero ellos tenían su marca y a ella pertenecían. Los ciento cuarenta y cuatro mil son rescatados y escapan a esta posesión. Ellos están excluidos de la sociedad mercantil, ellos no son esclavos, sino que están entre los hombres. La imagen de la compra, del rescate, comporta formal­ mente aquella de un precio pagado. Esta imagen es empleada aquí, como en otro lugar del libro (Ap 5, 9), por alusión al sacrificio del Cordero degollado que ha adquirido por su sangre hombres de toda tribu, lengua, pueblo y nación. La imagen no tiene nada de comer­ cial, porque se trata de la vida donada hasta el extremo de una adquisición liberadora y gratuita116. Es posible que San Juan haya releído estos pasajes veterotes- tamentarios en clave de liberación y, de esta forma, subraya de manera nueva el rescate realizado por Cristo de todos los suyos. La razón es el alcance que el autor de nuestro libro concede a la divi­ nidad de Cristo. Jesús, el Señor ha resucitado, de esta manera y en virtud de su muerte redentora, ha regenerado a todos, los que han sido rescatados. Pero el sacrificio de Cristo supone el cumplimiento en su persona, y, por tanto, la sustitución del rescate antiguo por el nuevo rescate. Este es el procedimiento usado por el apocalíptico. Si el Señor liberó antiguamente a su pueblo, esa liberación alcanza su culmen. Jesús el Señor rescata con su Muerte y Resurrección y, así, supera y sustituye las acciones del Antiguo Testamento. El Anti­ guo Testamento está en relación directa con el Nuevo Testamento y todas sus mediaciones salvíficas desde abajo y desde arriba encuen­ tran relación y cumplimiento en Cristo117. El recurso es el derás, una forma nueva a reactualizar el misterio y la obra de Cristo. La técnica es haruzim o rosario de textos tomados del Antiguo Testamento. Así, aglutina, en torno al verbo rescatar (áYopá(cü), el significado que quiere mostrar a la Iglesia cristiana primitiva. 116 J. DELORME - I. DONEGANI, L’Apocalypse deJean ..., 40-41. 117 A. AMATO, Jesús, el Señor..., 106. 488 NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 443-498, ISSN: 0470-3790