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ANTONIO LLAMAS Sin duda, creemos que nuestro texto alude al sacramento del bau­ tismo, como signo de la pertenencia a la Iglesia. Ese nombre es el de Cristo-Cordero y el de su Padre. Estos redimidos se identifican con Dios y con Jesús66. Este sello que llevan sobre sus frentes se refiere a su ser testigos cualificados de Cristo, lo cual los hace tam­ bién acreedores del sacramento de la confirmación y se convierten en testigos del mismo Cristo. Este sello que han recibido es el que marca sus diferencias con los adoradores de la bestia, que llevan impreso el nombre de ella (Ap 13, I6s). Si son dados en propiedad al Cordero y al Padre, ellos les pertenecen por completo67. Las tres referencias del nombre sobre la frente en el Apoca­ lipsis, habla acerca del nombre divino y parece estar unido al bau­ tismo. El mensaje a la Iglesia de Filadelfia dice: “G rabaré el nombre d e m i Dios y el nom bre d e la c iu d a d d e mi Dios, d e la nueva Jeru - salén qu e b a ja del cielo desde m i Dios, y mi nom bre nu evo” (Ap 3, 12). También el término nombre vuelve a reiterarse en otros luga­ res del libro, en nuestro texto (Ap 14, 1) y al final de la obra (Ap 22, 4). El nombre estaba escrito en el pueblo de Dios antes de los sucesos escatológicos y ciertamente antes de que el pueblo llegara a la nueva Jerusalén. Este nombre le ha dado identidad y protección durante las tribulaciones terrenas como para asegurarle la herencia celestial. Debemos notar, también, la relación entre el nombre y el ser fiel a Cristo, en dos lugares de las siete cartas a las Iglesias. Así, la carta a la Iglesia de Éfeso: “Tienes p a c ien c ia y has sufrido p o r mi nom bre sin d esfallecer” (Ap 2, 3)- También en la Carta a la Iglesia de Filadelfia: “Conozco tus obras, h e a q u í qu e h e abierto delan te d e ti una pu erta qu e n ad ie p u e d e cerrar, porque, tienes p o c o p o d e r y has g u a rd a d o mi P a la b ra y no has renegado d e mi n om b re ” (Ap 3, 8). Este lenguaje e imaginería es firme, por el hecho que el nombre divino es escrito, hablado e impartido en el bautismo68. 66 L. W. HURTADO, SeñorJesucristo. La devoción a Jesús en el cristianismo primitivo, Salamanca, Sígueme, 2008, 670. 67 K. STOCK, La última palabra es de Dios, Madrid, S.P. España, 2005, 126. 68 A. D. DeCONICK (ed.), Paradise Noiu. Essays on Early Jewish and Chris- tian Mysticism. Atlanta, Society of Biblical Literarture, 2006, 345. 470 NAT. GRACIA LV1I 3/septiembre-diciembre, 2010, 443-498, ISSN: 0470-3790

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