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PAZ FRANCO MÓDENES tección de las funciones cognitivas que, como ya hemos visto, tienden a deteriorarse con el paso de los años (Bentosela y Mustaca, 2005). Un buen referente lo constituye la Sociedad Gerontológica Ame­ ricana con el lema: “No añadir años a la vida, sino vida a los años?’. Pero ¿cómo podemos añadir vida a los años? Basta decir que mejo­ rando, en la media de las propias posibilidades, la calidad de vida, cuidando especialmente de la salud física y mental, estableciendo relaciones con el entorno, no descuidando la productividad o el con­ tacto social, etc (García Prada, 1997; Lorenzo y Fontán, 2003; San- duvete, 2004; Corrales, Tardón y Cueto, 2000). Un buen ejemplo lo encontramos en la realización de las actividades de ocio (Sáez y Me- léndez, 2002), entre las que destaca la realización de ejercicio físico (Garcés, 2004; Boraita, 2000). Por una parte, se fortalece el sistema muscular, se aumenta flexibilidad corporal, se mejora la coordinación psicomotora, etc. Pero también favorece la actividad social como el conocimiento y trato con otras personas de la misma edad, evitar el sentimiento de soledad, aumentar el círculo de amistades, etc. (García Prada, 1997; Belsky, 2001; Lorenzo y Fontán, 2003). Igualmente, existen otras conductas que favorecen un envejeci­ miento saludable (Muñoz, 2002, Bentosela y Mustaca, 2005; Schaie, 2003; Giró, 2006), como son el mantenimiento y cuidado de la salud en general, realizar una dieta adecuada, hacer ejercicio físico, man­ tener un peso adecuado, no presentar conductas de riesgo dirigido especialmente al consumo de tabaco, alcohol u otras drogas, posibili­ dad de una detección precoz de las enfermedades y llevar a cabo un entrenamiento específico de las funciones cognitivas. Con estas medi­ das, se asegura un mantenimiento adecuado de la calidad de vida de los mayores, abarcando tanto las dimensiones cognitivas como ejecu­ tivas en el proceso de envejecimiento. Sin embargo, con el transcurso de los años, todas las funciones sensoriales pueden sufrir algún tipo de deterioro, aunque éstos varíen de unas personas a otras (Montañés y Latorre, 2004; Fernández Lópiz, 2002). Se puede decir que, en el proceso de envejecimiento, todas las modalidades sensoriales sufren alteraciones bien en la percepción del estímulo, en su tratamiento o bien en el análisis que la persona mayor 370 NAT. GRACIA LVII 2/mayo-agosto, 2010, 365-397, ISSN: 0470-3790

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