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ANTONIO SÁNCHEZ CABACO Como la memoria es un proceso dinámico y conflictivo relacio­ nado con los escenarios sociocomunicativos, hacer memoria significa proveer de un sentido al pasado (intersubjetividad, porque recorda­ mos conjuntamente) y, así, conferimos continuidad a las discontinui­ dades de nuestra experiencia y de la sociedad. La memoria, además de servir al desarrollo individual, hay que considerarla como acción social. Es significativo, en este sentido, el título de una de las obras más clásicas y actuales sobre la memoria humana. Me refiero a la de Bartlett (1932), Recordar Estudio de psicología experimental y social Por eso señala que: “Zo que en principio se destaca y lo que se recuerda en con­ secuencia es, en cada momento, en cada grupo, y en casi todos los temas, resultado en buena medida de tendencias, intereses y hechos a los que la sociedad ha conferido algún valorv (1932, 324). Quien controla el pasado no sólo controla el futuro, quien controla el pasado controla quiénes somos. Además de la dinámica memoria-olvido, necesitamos profundizar en las fuentes de la me­ moria para entender la conexión de las representaciones mnésicas individuo-sociedad. LOS AFLUENTES DEL RECUERDO: LA MEMORIA GRUPAL La pregunta inicial para entender los mecanismos básicos sobre los que se asienta la cognición es el sistema de creencias (los surcos o caminos cognitivos de la cognición rápida según Gladwell, 2005). Por tanto, ¿de donde vienen las creencias? Para Vigotsky (1987, 161) “La memoria, como la conciencia, aparece en dos planos: primero como algo social, después, como algo psicológico; primero entre la gente, como una categoría interpsíqica, después, dentro del indivi­ duo, como una categoría intrapsíquica!\ El primero de los afluentes de la memoria es el grupo (sustrato, soporte y sujeto) y aquí está la interdependencia de la memoria indivi­ dual y grupal. El problema es que la complejidad de la sociedad actual 346 NAT. GRACIA LV1I 2/mayo-agosto, 2010, 341-364, ISSN: 0470-3790