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VIDA CRISTIANA Y EXISTENCIA ESCATOLÒGICA que los anteriores? El Maestro no pretende sorprender a los discípulos en el examen final. Eso es claro. Preferiría comprobar que lo han sido con aprovechamiento y progreso en la escuela a la que han asistido durante años. Y, naturalmente, aprobarlos. A ser posible con buena nota. Creemos que ésta es la representación más adecuada del tiempo último. No nos parece ningún despropósito citar a Albert Camus, que no es ningún santo Padre, cuando afirma: “No espere, qu erido amigo, elJu ic io Final. Tiene lugar todos los d ía s ”. 3Q) D ec isió n po r la vid a La suerte del hombre se decide por su actitud ante el Revelador. Debemos tener en cuenta la importancia que el hombre moderno da a la decisión. Pero es necesario preguntarse: ¿qué es lo que da una importancia tan trascendente a esta opción del hombre? No es su de­ cisión en cuanto tal, sino aquello ante lo que se decide. Esto es lo que verdaderamente se convierte en lo constitutivo de su vida. El encuen­ tro del hombre ante la palabra de Jesús, o ante él mismo como Pala­ bra, sitúa al hombre en el plano de lo superhumano y de lo divino. Es ahí donde se abre la posibilidad de una nueva vida para el hombre. La realización concreta de la misma depende de la actitud del hombre ante ella. Dios la ofrece, pero no la impone. Jesús nos asegura que el Padre revelará al Hijo -y a través de él a los creyentes- cosas todavía mayores (mayores que su propia filiación) d e m odo qu e vosotros mismos qu edaréis m aravillados (Jn 5,20). Esta manifestación que dejará maravillados a los discípulos, se refiere al poder que tiene el Hijo para dar la vida y realizar el juicio escatológico. Si el Hijo tiene poder decisorio sobre la vida y sobre la muerte es porque lo ha recibido del Padre. Jesús puede, por tanto, dar la vida. A su vez, este poder decisorio sobre la vida y sobre la muerte, significa que Jesús es el juez supremo. Su venida a nuestro mundo, tuvo la finalidad de salvar, no de condenar. Pero su venida implica una decisión por parte del hombre, una opción de la que depende su suerte última. NAT. GRACIA LVII 2/mayo-agosto, 2010, 267-338, ISSN: 0470-3790 273

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