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FELIPE F. RAMOS presente muchas experiencias íntimas, muchos recuerdos, sentimien­ tos de ternura y apuesta incondicional a favor de su hijo. El anillo que los nuevos esposos se regalan es un símbolo de amor y de mutua convivencia. También como un símbolo celebramos la nochevieja con familiares y amigos para expresar el deseo de cari­ ño sin sombras y para superar de algún modo el terror que implica la brevedad de la vida. La comida juntos para despedir a un ser querido, una mirada, un beso, una palabra. Y el mismo silencio, puede ser ver­ dadero símbolo. Así podemos hablar de “sacramentos humanos”. Los ejemplos aducidos deben servirnos, al menos, para descubrir el valor del símbolo en cuanto expresa una realidad mucho más profunda de la que puede expresarse mediante el lenguaje directo. h) Presencia simbólica . Creemos que puede y debe hablarse de la presencia simbólica , lo cual requiere, naturalmente, una explica­ ción. La presencia simbólica es real y significativa al mismo tiem­ po. Los célebres “signos” del cuarto evangelio constituyen una buena prueba de ello. El agua de Caná de Galilea, la curación del paralítico, el ciego de nacimiento, la resurrección de Lázaro, ¿son reales o sim­ bólicos? ¿No se apoya el simbolismo, el “signo”, en cuanto que es la flecha indicadora de una realidad más profunda, en el relato ofrecido? No perdamos de vista que el símbolo exige un recorrido más o menos largo para desvelar la realidad hacia la que apunta. Volveremos en breve a lo ya expuesto más arriba59. El símbolo queda absorbido en la realidad que significa. El pan, el vino, el agua, la luz no son meras ilustraciones o analogías. El Vino se encarna en la idea del Vino. El Pastor lo es en la medida en que realiza el significado del pastor, manifestado en Cristo. La naturale­ za del simbolismo empleado por el evangelista refleja su concepción del mundo. Él utiliza las palabras en las que los fenómenos -cosas o acontecimientos- son imágenes vivas de la imagen eterna y no un velo que oculta una ilusión; reflejan al Verbo hecho carne. 59 F. FERNÁNDEZ RAMOS, Eucaristía y evangelización, O, c., 31. 334 NAT. GRACIA LVII 2/mayo-agosto, 2010, 267-338, ISSN: 0470-3790

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