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FELIPE F. RAMOS disfrutaba ya en el presente mediante un nuevo nacimiento que, de alguna manera, trasladaba al hombre al mundo de lo divino. El pen­ samiento cristiano, particularmente el joánico, se halla más cerca de la mentalidad griega. El “ nacim ien to d e a r r ib a ”o “el nacim iento del agu a y d el Espíritu”es el que introduce al hombre en el reino de Dios, en el mundo de lo divino Qn 3 ,3 5). 1 Q) R ea lid a d pr esen te a) Esta forma de hablar del cuarto evangelio no procede de la escatología judía sino de la religión de los misterios, como lo denun­ cia la expresión de ser engendrados d e arriba. Es igualmente claro que al hombre le es concedida esta nueva existencia en cuanto que cree en la revelación que le sale al paso en Jesús. La nueva existencia se caracteriza por un comprenderse desde Dios : los hijos de Dios son hijos de la luz: Jesús volvió a enseñar a la gente, diciendo: “Yo soy la luz d el mundo. El qu e m e sigue no a n d a r á en tinieblas, sino qu e tendrá la luz d e la v id a ”. “Mientras estoy en el mundo, y o soy la luz del mundo; si uno a n d a d e n och e tropieza, p o rqu e lefa lt a la lu z ”Qn 8,12; 9,5; 11,10). El evangelista lo afirma más clara y directamente en 1,12-13: el poder llegar a ser hijos de Dios le es dado al hombre por un nacimiento especial, distinto del que le trae a este mundo y le confiere la existencia humana. b) El ser cristiano es la existencia escatológica fundada en la reve­ lación, hecha realidad a través del Espíritu, en su unión con la verdad y la vida. Este Espíritu es el que “santifica” a los creyentes, es decir, les arranca de la existencia mundana y les coloca en la existencia es­ catológica: “H az qu e ellos sean completam ente tuyos p o r m edio d e la verdad; tu p a la b r a es la v e r d a d “Yo me ofrezco totalmente a ti p o r ellos, p a r a qu e también ellos te p erten ezcan totalmente, p o r m edio d e la v e rd a d ”Qn 17,17.19). Los creyentes participan de la existencia escatológica por la fe. Fue precisamente la partida de Jesús de entre los suyos, en su retorno al Padre, lo que posibilita a la fe la existencia escatológica: “Así también vosotros, ah o r a estáis tristes, p e ro volveré 268 NAT. GRACIA LVII 2/mayo-agosto, 2010, 267-338, ISSN: 0470-3790

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