PS_NyG_2010v057n002p0203_0265

CONTRIBUCIÓN AL REARME MORAL EN TIEMPO DE CRISIS hombre junto con el servicio a la información y la preparación del receptor de la noticia. El Concilio Vaticano II habla de la importancia de los Medios de Comunicación: “entre los maravillosos inventos de la técnica que, principalmente en nuestros días, extrajo el ingenio humano, con la ayuda de Dios, de las cosas creadas, la Madre Iglesia, acoge y fo ­ menta aquellos que miran principalmente al espíritu humano y han abierto nuevos caminos para comunicar fácilmente noticias, ideas y actitudes”{Inter mirifica , 1). Con esto “la libertad de expresión y el legítimo pluralismo, propio también de los medios, han de estar al servicio de una opinión pública crítica, activa y responsable, con una inquebrantable pasión por la verdad y la defensa del hombre por encima de cualquier otra consideración e interés”(VhL.58), como pueden ser los económicos y los intereses del mercado (Cf CV 73\ El auténtico objetivo de “los Medios” es el de prestar un servicio de “pasión por la verdad y defensa del hombre”. El segundo objetivo se extiende a la colaboración con otros instrumentos sociales en de­ fensa de valores fundamentales de la persona humana, fundamento de la libertad y de la sociedad democrática. Y el tercer objetivo está orientado a la consecución de una cultura verdaderamente digna del hombre. Los medios de comunicación deberán comunicar un verda­ dero optimismo hacia la verdad y la esperanza de encontrar un cami­ no que nos lleve a ella. 4.6. L a u t o pía te r c ie en tr e la l e y y la m o ra l Los Derechos Humanos ocupan en la sociedad actual una vigen­ cia ética sin precedentes en la historia, en cuanto expresan valores básicos de la persona y de la convivencia, intraducibies plenamente al campo de la norma jurídica. Los derechos humanos se presentan como aspiraciones de toda sociedad en cuanto reflejan el carácter absoluto e insobornable de la persona, promueven el reconocimiento de la misma como valor final, no mediato, ni instrumental. De esta manera, la persona humana se constituye en el núcleo ético que desarrolla el NAT. GRACIA LVII 2/mayo-agosto, 2010, 203-265, ISSN: 0470-3790 253

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