PS_NyG_2010v057n002p0203_0265

ÁNGEL GALINDO las condiciones de reestructuración de los organismos financieros in­ ternacionales para que controlen su cumplimiento. Nada de esto está sucediendo o, mejor dicho, se reiteran las hemorragias discursivas y todo termina haciendo que los mesone­ ros de los organismos internacionales cobren un aumento para su funcionamiento. Vemos cómo se financia a los responsables de la crisis, cuáles son los impactos a nivel regional (a pesar de los ‘blindajes’ declara­ dos por nuestros gobernantes), cómo se ayuda a empresas transna­ cionales (que se han lucrado durante décadas con nuestras materias primas y un endeudamiento que nos sigue condicionando) para que se reestructuren, y antes (o después) de declararse en quiebra, se dedican a despedir cientos de miles de trabajadores, cerrar plantas y eliminar las inversiones productivas en nuestros países. Se nos sigue hablando de cambio, pero parece repetirse la famo­ sa frase del Gatopardo: “vamos a cambiar para que todo siga como está”. La experiencia y los datos estadísticos nos están diciendo que, tras esta crisis económica y financiera, existe una crisis social. Las democracias formales de Occidente están fracasando. No tenemos otras formas de gobierno, pero debido a la inmoralidad y corrupción de sus políticos y a la pasividad del pueblo, las democracias formales han defraudado y echado por tierra el sueño que, en concreto los es­ pañoles, teníamos en los años sesenta. Ante el evidente fracaso del modelo neoliberal (no sólo impues­ to, sino también aceptado por nuestros dirigentes gubernamentales), siguiendo la Encíclica Caritas in veritate que pone como centro del desarrollo la búsqueda de la justicia y del bien común, nosotros apos­ tamos (no con protestas, sino con propuestas) a que seamos capaces de mirar a nuestros pueblos, asumir nuestras propias necesidades y, rescatando nuestros valores originales, pensar e impulsar un mode­ lo alternativo de desarrollo y de gobierno (gobernanta y goberna- bilidad) que sea coherente con la centralidad de la persona humana en su integralidad, y con el trabajo humano y la búsqueda del Bien Común. 216 NAT. GRACIA LVII 2/mayo-agosto, 2010, 203-265, ISSN: 0470-3790

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