PS_NyG_2010v057n002p0203_0265
ÁNGEL GALINDO estado de desmoralización de la misma. La amplitud y extensión de la desmoralización social es síntoma de una enfermedad más profunda. Tras la situación que vamos a presentar hay personas y estructuras sociales concretas y delimitadas. Analizando algunos sectores de la población, se puede decir: 1Q. Los grupos más desmoralizados de la sociedad son los pode res económicos y políticos. Esta inmoralidad se manifiesta en la co rrupción que practican movidos por el principio “el fin justifica los medios”, el enchufismo acampa libremente en la vida española, se provocan miedos a la población y se practica la política de la con fusión del lenguaje, la desigualdad de oportunidades, según perte nezcas al partido en el gobierno o no, es fragante. Los fuertes de la sociedad no saben conjugar el plural: solamente conjugan la primera persona del plural afirmando que “nosotros” tenemos derechos, pero ignoran que vosotros y ellos tienen también derechos. No saben o no quieren conjugar el plural, (dicen: ‘nosotros los demócratas’ para desprestigiar al contrario). 2e. Hay otros grupos intermedios cuya mayor preocupación es la de venderse a los poderes ganadores, a veces por miedo, en algunas ocasiones como único reducto para poder subsistir y en otras para poder alcanzar poder. Son conocidos grupos de empresarios católicos que se ven imposibilitados para obrar honradamente en su profesión y, por otra parte, existen algunas ONGs que están vendidas al poder como Cruz Roja española, La ONCE, UNICEF, hoy poco creíbles por los ciudadanos críticos; otras que favorecen posturas a favor del abor to y otras chantajeadas por el legislativo condicionando su favor a las ayudas al tercer mundo. En este caso, dejan de ser auténticas organi zaciones no-gubernamentales. 3Q. El grupo moralmente más sano es el pueblo, aunque ha sido aparcado en el campo de la ignorancia. Por ello, se les ha lavado el cerebro y, como consecuencia, se ven incapacitados para actuar. Apenas existen grupos sociales, incluso eclesiales, capaces de prestar la voz al pueblo. A los ciudadanos les han quitado la voz. De todos modos, la corrupción contagiosa amenaza las capas más bajas de la 212 NAT. GRACIA LVII 2/mayo-agosto, 2010, 203-265, ISSN: 0470-3790
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz