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IGNACIO GARCÍA PEÑA trañarse, con innumerables dificultades, a partir de los distintos diálo gos platónicos. No es éste, obviamente, el objeto que aquí nos ocupa, sino más bien el de exponer y comparar los motivos fundamentales de las exhortaciones a la filosofía y la vida conforme a ella. Por ello, es momento de avanzar unos treinta años para dirigir nos a una de las obras más influyentes de la amplia producción aris totélica, uno de sus escritos exotéricos cuya difusión, por lo tanto, fue mucho mayor en la antigüedad que aquéllas que nosotros considera mos las grandes obras del filósofo. Nos referimos, como es evidente, al Protréptico , cuyos fragmentos se conservan en gran medida gracias a Jámblico9, quien también modifica algunos de ellos añadiendo ele mentos propios, de clara raigambre platónica y pitagórica. En este caso, la relación del escrito con Isócrates es clara y direc ta. Su discurso Antídosis o Sobre e l cam b io d e fo rtun a s se publicó en torno al 353 a. C. En él, además de imitar el estilo del Sócrates de la Apología y de defender su particular “paideia” basada fundamental mente en la retórica y la oratoria, ataca de manera frontal a Platón y los miembros de su Academia. Esta polémica, como decimos, se había desatado ya años atrás, pues no sólo Platón, sino el propio Aristóteles en el Grilo , habían negado el carácter de iéxyrl a la retórica. Isócrates, por su parte, se erige en defensor de la, a su juicio, verdadera filosofía, asentada en la utilidad, en la capacidad para convencer y gobernar de acuerdo con las opiniones y el conocimiento asequible para los hom bres, ‘ p u e s éstos invitan a una virtud y sensatez d esconocidas p o r los d em ás y discutidas p o r ellos mismos; yo, en cambio, a una virtud recon o cid a p o r todos?’10. Quienes se dedican a la astronomía, la geo metría y otras ciencias semejantes, aun cuando estos saberes sirvan 9 Aquí nos basaremos en la reciente recopilación y traducción de Carlos Megino, en cuya introducción encontramos una historia del texto y su reconstrucción, donde señala que, si bien es cierto que no podemos afirmar que se posea el texto tal como era originalmente, al menos sí está seguro de que se aproxima mucho a él. Cf. ARISTÓTELES, Protréptico: una exhortación a lafilosofía , Madrid, Abada, 2006, 5-15. Quien más y mejor se ha ocupado en las últimas décadas de esta obra aristotélica ha sido Düring. Cf. DÜRING, I., Aristotle's Protrepticus, An attempt at reconstruction, Göteborg, Acta Universitatis Gothenburgensis, 1961. 10 ISÓCRATES, Sobre el cambio de fortunas , 84. 110 NAT. GRACIA LVII 1/enero-abril, 2010, 103-128, ISSN: 0470-3790
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