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PROTRÉPTICOS: LAS EXHORTACIONES A LA FILOSOFÍA. ta, a pesar de lo cual el maestro de Platón alberga dudas, temiendo haber olvidado mencionar algo tan importante como el éxito. Aquí, como en tantas ocasiones, se ha de prestar atención al vocabulario del autor, pues muchas veces oculta un significado que va más allá de su empleo habitual. Si anteriormente habló de ser dichoso como eü TTpocTTÉiv, ahora lo que aquí se traduce por éxito corresponde al tér mino eúxuxtoc, que más literalmente podríamos entender como buena fortuna, estableciéndose así un vínculo con el azar. Nada más lejos, por supuesto, de la intención platónica, como veremos en adelante. En un pasaje típicamente socrático, descubriremos que el éxito muy poco tiene que ver con lo azaroso, pues el término no se refiere a la buena aceptación sino al buen cumplimiento de una actividad. En un diálogo como el Eutidemo , según hemos dicho, Platón se afana por diferenciarse de aquellos que simplemente juegan con los sentidos de las palabras para persuadir y confundir, sin interés por enseñar y descubrir cómo son realmente las cosas. “ Le importa con ello desta car su preocupación por lo que las palabras significan -siempre que no generen confusiones- más que por las sutilezas a que puede dar lugar el uso inadecuado de los término,s”5. Señalará Sócrates, en su intento de aclarar esta cuestión, que el éxito fue ya incluido en el anterior catálogo de bienes. ¿Qué navega ción puede ser más exitosa que la del piloto que sabe? ¿O qué certa men mejor que el de quien sabe tocar la flauta? ¿A quién acudiríamos para curarnos sino a quien posee conocimientos de medicina? “En resumen, la cosa es así: quien dispone del saber no necesita por aña didura del éxito ”6. Si se actúa conforme al saber (algo necesario para Sócrates) es forzoso obtener el resultado, el fin perseguido. Es decir, en contra de Isócrates y de quienes desprestigian el saber teórico por su inutilidad han de comprender que éste es como la herramienta del carpintero, imprescindible para desempeñar su labor, pero cuyo pro vecho no depende tanto de su posesión cuanto de su uso. Lo mismo ocurre, en consecuencia, con todos los bienes que se han menciona- 5 PLATÓN, Diálogos , II ( Gorgias, Menéxeno, Eutidemo, Menón, Crátiló), trad, de J. Calonge, E. Acosta, F. J. Oliven yj. L. Calvo, Madrid, Gredos, 1987, 221. 6 PLATÓN, Eutidemo , 280a. NAT. GRACIA LVII 1/enero-abril, 2010, 103-128, ISSN: 0470-3790 107
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