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IGNACIO GARCÍA PEÑA otra cosa. Sin embargo, y al mismo tiempo, es también para nosotros la fuente de mayores beneficios, pues capacita, tanto al individuo co­ rriente como al poderoso político, para llevar a cabo las acciones de la mejor manera posible. Teniendo esto en cuenta, resulta sencilla la contraposición con muchos pasajes de la Ética n ic om áqu ea , donde el abandono de las Formas platónicas (muchas de las cuales, como sabemos, vinculadas con el ámbito de la acción y la moralidad: Justicia, Bien, Belleza...) implica inexorablemente la negación de aquella exactitud o precisión que el conocimiento confiere a la acción. En esta dirección apuntan muchos pasajes de la citada ética, especialmente en su libro I29. “De­ bemos también reco rd ar lo qu e llevamos d ich o y no bu scar del mis­ mo m odo el rigor en todas las cuestiones, sino en c a d a una según la m ateria qu e subyazga a ellas y en un g rad o ap rop iado a la p a rticu ­ la r investigación. Así, el carpin tero y el geóm etra buscan d e distin­ ta m an era el ángu lo recto; uno, en cuan to es útil p a r a su obra; el otro busca qu é es o qu é p rop ied ad es tiene, pu es aspira a contemplar la v e rd a d ’30. La praxis mantiene un estrecho vínculo con lo útil, que ahora se le niega a la pura contemplación, teniendo en cuenta que la (fjpóvrjoic; se ha desplazado ya del ámbito de la teoría al de la acción. Dijimos, por otra parte, que la deliberación tiene que ver con aque­ llo que puede ser de otra manera y no con lo universal y necesario, objeto de eTTioirpri y ao(j)ux. Por eso al carpintero le basta el “qué” sin necesidad del “por qué”, ya que no necesita una definición precisa ni un conocimiento universal de lo que sea el ángulo recto, sino diseñar una casa estable de acuerdo con las particulares características del lugar, los materiales, etc. Así, consagrándonos al plano de la acción, parece que definitivamente Pericles sustituirá a Pitágoras como ideal, pues Aristóteles se encarga de recordar lo que Platón adelantó en el Eutidemo , esto es, que el uso determina la bondad; aunque el maestro mantiene un nexo entre aquél y el saber que el discípulo, en aparien­ cia, está rompiendo: “Es preciso, entonces, qu e qu ien va a investigar 29 El tercero de sus capítulos se dedica a mostrar que la ciencia política no es exacta 30 ARISTÓTELES, Ética nicomáquea , 1098a. 120 NAT. GRACIA LVII 1/eneroabril, 2010, 103-128, ISSN: 0470-3790

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