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IGNACIO GARCÍA PEÑA conducta práctica20. Es, ciertamente, un concepto muy antiguo entre los griegos, que parece alcanzar su máximo esplendor con el ejem­ plo socrático, cuyas conversaciones se encaminaban a conseguir una conducta virtuosa y que, según el propio Jaeger, sufre con Platón una radical transformación, al asimilarlo a los de vouc; y ootjua, algo que conserva Aristóteles en este Protréptico y que desaparecerá en sus obras posteriores para volver a sus raíces prácticas. Es cierto que Pla­ tón destaca el componente intelectual de esta sabiduría o prudencia, pero cabría discutir si este concepto es tan místico e intelectual como se pretende. No cabe negar, a primera vista, cierta evolución en el em­ pleo aristotélico del término, aunque quizá las diferencias no son tan­ tas debido a que el punto de partida no es tan extremo como Jaeger pretende, en buena medida porque la separación entre conocimiento y acción en el propio Platón no es tan grande como quiere este gran intérprete. Esta (|)póvr|Ot(;, en definitiva, se traduzca por prudencia o por inteligencia o sabiduría práctica, es necesariamente un tipo de conocimiento. Y, si bien es cierto que el cj)poveív se identifica aquí con el c()LXooo4)6Ly, el propio Aristóteles se encarga de mostrar, mediante la magnífica analogía del fragmento 51, la articulación de contempla­ ción y acción: “ Esta cien cia es, pues, teorética, p e r o nos perm ite ser artífices d e todas las cosas d e a cu e rd o con ella. Pues a s í com o la vista no es p rodu ctora ni artífice d e n a d a -p u e s su ún ica fu n c ió n es la d e distinguir y mostrar c a d a cosa visible, p e r o nos p erm ite o b ra r g racia s a su apoyo y nos p resta la m ayor ayu d a en nuestras accion es -pu es estaríamos casi d el todo inm ovilizados si nos viéramos privados d e ella-, del m ismo modo, es evidente que, aun qu e esta cien cia es teoré­ tica, realizam os no obstante miles d e accion es d e acu erd o con ella: aceptam os re a liz a r unas, rech a zam o s otras y, en general, obtenemos todo lo bu eno g ra cia s a ella ”21. En cualquier caso, no cabe dudar de la creencia platónica en en­ tidades trascendentes e inmutables, objeto supremo de conocimiento que posibilita una práctica adecuada conforme a ellas. La cuestión a esclarecer, para determinar si el cambio en la concepción aristotélica 20 JAEGER, W., Aristóteles , O. c., 100. 21 ARISTÓTELES, Protréptico , 51. 116 NAT. GRACIA LVII 1/enero-abril, 2010, 103-128, ISSN: 0470-3790

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