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MONTSERRAT BARTOLOMÉ LUISES correspondiente alma, para restablecer el orden natural y humano y realizar la reforma propia y verdadera del mundo. El ser coincide con el aparecer cuando cada alma tiene el cuerpo que le corresponde y lo interno forma un todo armónico con lo externo. Los hombres-bestias han originado la universal decadencia y han destruido el mundo por la palabra y la mano, y se les debe privar de estos instrumentos con el fin de transformar su ser y aparecer propios y naturales. La razón de ser de la magia es descubrir el fundamento de la verdad y de la auténtica ciencia. Al principio, de acuerdo con el Ars m em oriae del De umbris , Circe presenta una rueda, en cuyo interior las letras del alfabeto son asociadas a los caracteres propios de la naturaleza del cerdo80. En las Quaestiones , estudia la relación entre lo ferino y lo humano, subra­ yando indicios bestiales que pueden ser asociados con los vicios del hombre. Bruno81 señala la afinidad entre el camaleón y el soberbio, entre el pólipo y el simulador, entre el buitre y el cazador de heren­ cias, entre luciérnagas ( noctilu cae ) e idiotas, sabios y asnos, entre rui­ señores ( luscin iae ) y locuaces. Son motivos e imágenes para vincular vicios y animales. Presenta el ars m em oriae bajo la forma de diálogo entre dos personajes, Alberico y Borista82, y muestra cómo disponer las imágenes para poderlas recordar. Frente al De umbris , aquí hay un interés más marcado por los componentes fisiológicos del cono­ cimiento. Se ilustra la disposición del sentido común, de la fantasía cogitativa y de la memoria en el interior del cerebro humano, y fun­ damenta sobre esta base natural los principios del arte mnemónica. Privilegia la fantasía porque constituye la puerta por la que se accede a la memoria. Hay un nexo profundo entre la práctica mnemónica y la capacidad reguladora de la fantasía, cuyas creaciones permiten generar imágenes adaptadas a la evocación de recuerdos según una sucesión ordenada. La técnica propuesta reelabora materiales del De umbris-, por ejemplo, la composición de espacios interiores que inclu­ yen símbolos y figuras vivaces. Extiende su discurso a los sustratos se- 80 G. BRUNO, O. c , 195-197. 81 G. BRUNO, O. c., 196-210. 82 G. BRUNO, O. c., 211-252. 82 NAT. GRACIA LVII 1/enero-abril, 2010, 53-99, ISSN: 0470-3790

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