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MONTSERRAT BARTOLOMÉ LUISES válido es de carácter intelectual y su objeto es la unidad. Ya en esta primera obra latina considera fundamentales todos los aspectos de la vida y realidad infinitas, desde los especulativos y cotidianos hasta los triviales y mínimos. El De umbris se inicia con una visión de la unidad, desde la que se desciende a los procesos que unifican el sistema de la memoria. Es una escritura interna para cultivar lugares e imágenes por la memo ria natural. Las cosas e imágenes que quieren recordarse se inscriben en lugares de la memoria. “ Y si contemplaras esto más atentamente, con estas razon es explícitas d iría esto solamente: p od rá s a lc a n z a r un arte figurativa tal, que, sobrevin iendo d e un modo adm irable, ayu d a rá no sólo a la memoria, sino también a todas las dem ás p o tencias del a lm a ”56. En el De umbris*1, se aleja de la unidad de la filosofía y del lenguaje filosófico defendida por el espíritu aristotéli co, ya que distintos géneros filosóficos se fundamentan en la misma búsqueda cognoscitiva, la de las cosas naturales. Bruno se opone a la concepción universal de la lengua de la cultura aristotélica58, y a la 56 G. BRUNO, De umbris idearum , O. c ., 78-79: “//oc unum dixerim quod si attentius eam contemplabere cum rationibus hic explicitis: artem figuratiuam talem poteris adipisci, qualis no solum memoriae, sed & caeteris omnibus animae potentiis mirum in modum subueniendo conferei ’. Cf. trad. italiana N. TIRINNANZI, O. c., 130-131. 57 G. BRUNO, O. c., 18-19- 58 Para Aristóteles (cf. G. BÀRBERI SQUAROTTI, O. c., 214-217), el conjunto de elementos lingüísticos refleja la constitución de una realidad única. La lengua posee una estructura lógica y universal que expresa la realidad intelectual y onto lògica, que también es universal e igual para todos los hombres. La crisis de esta concepción lingüística y ontològica se inicia con el método experimental en el ámbito de la ciencia y del conocimiento de la realidad, que conlleva el reconocimiento de la multiplicidad de lenguas y de realidades. Según CASSIRER (O. c., 10, 12-13 y 197-198), el Humanismo renacentista no critica el contenido de los escritos aristotélicos sino sus transformaciones escolásticas que se alejan de la lengua y el espíritu de Aristóteles. El pensamiento antiguo y el medieval se entrecruzan en el Renacimiento. El platonismo convive con un aristotelismo renovado y reformado. En el Renacimiento, la lucha aparente entre los dos grandes sistemas filosóficos de Platón y Aristóteles se unifica en una primordial revelación cristiano-filosófica que se legitima en los testimonios de Moisés y Platón, Zoroastro y Trismegisto, Orfeo y Pitágoras, Virgilio y Plotino. La filosofía del quattrocento conserva un carácter escolástico que impide diferenciar con 72 NAT. GRACIA LVII 1/enero-abril, 2010, 53-99, ISSN: 0470-3790
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