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¿SER CREYENTE HACE FELIZ? esta constatación la invitación del jesuita Pedro Arrupe cuando pide a los candidatos para su Congregación una buena capacidad de reírse, especialmente de los fracasos colectivos y de uno mismo? 6. D ed icar m u cha energía en ser amables, cordiales y afectuo sos. Esta parece ser una de las piezas del éxito para asegurarse bienes tar y satisfacción vital. Como se ha descrito en las páginas anteriores, las fortalezas que más ayudan para la consecución del sentimiento de felicidad son el amor, la esperanza y la vitalidad (¿tendrán su propio nombre en la tradición cristiana?). De hecho, el amor es la emoción que más fomenta la cooperación y ésta es necesaria para alcanzar la mayor parte de los objetivos personales. Las personas felices se des criben como interesadas por cuidar las relaciones íntimas con los de más, tanto más cuanto más profundas e importantes sean para ellos. Hacer cosas con otras personas es, asimismo, una de las estrategias que la gente más eficaces para combatir la tristeza (Vázquez y Ring, 1996), de manera que el aislamiento, el desprecio hacia los demás o el miedo a mostrarse son antitéticos del bienestar. Entre los objetivos que pueden plantearse para el futuro estaría relacionar las fortalezas personales con la visión religiosa del mundo. En definitiva y para terminar, proponemos tres posibles líneas de in vestigación desde una perspectiva empírica de la psicología: 1. C om parar las conclusiones básicas y ap licad a s d e la psicolo g ía positiva , especialmente relacionadas con las fortalezas que asegu ran una vida de placer, una vida buena y una vida significativa, con la tradición religiosa cristiana, que ha ofrecido diferentes caminos para el desarrollo espiritual y moral de la persona desde una visión religio sa del mundo; 2. E stablecerlas d iferen cias entre p erson as religiosas y no religio sas en el g rad o d e desarrollo d e las diferentes forta lezas. Igualmente puede ser de interés determinar en cuáles de ellas se diferencian los creyentes de los no creyentes y de los indiferentes, si es que las hu biera y el grado en que la fe y la religiosidad parecen determinar un más elevado grado de satisfacción y felicidad, con la mediación de las fortalezas NAT. GRACIA LVII 1/enero-abril, 2010, 7-51, ISSN: 0470-3790 47
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