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¿SER CREYENTE HACE FELIZ? lezas que aseguran la resiliencia, el optimismo y la satisfacción ante la vida? Las actividades que las personas felices dicen hacer para mante­ ner su felicidad son las siguientes (Avia y Vázquez, 1998): 1. Ponerse metas alcanzablesy con sentido, junto con el conven­ cimiento de que estos objetivos se alcanzarán (optimismo). Además, los objetivos que la persona se propone son acordes con sus caracte­ rísticas personales (e.g. los extravertidos formulan objetivos relacio­ nados con el ámbito interpersonal y un tono de ánimo positivo). En cambio, las personas depresivas suelen formular metas inalcanzables e inadecuadas para sus posibilidades, de manera que están expuestas frecuentemente a la frustración y el fracaso. Además, la falta de senti­ do, el ser incapaz de dotar de algún valor a lo que se hace genera una fuerte sensación de desconcierto, aburrimiento o vacío existencial. Entonces ¿no sería posible una educación religiosa que presente los rasgos más humanos de Jesús, favoreciendo la inicial identificación con él y estableciendo unos objetivos progresivos en la maduración de la fe que se relacionen con los objetivos que la persona tiene? 2. Abrirse al exterior y olvidarse de uno mismo , que por otra parte es una seña de identidad propia del cristianismo en su papel más práctico de conducta. Varios de los procesos que aparecen im­ plicados en diferentes trastornos que producen sufrimiento son los de “atención centrada en uno mismo”. Frente a ellos, las personas sanas y optimistas practican el noble olvido de sí mismas y su dedicación a un objetivo más elevado. Cuando se pregunta a la gente qué hace en los momentos de felicidad suele responder que se encuentra hacien­ do algo que le ocupa la mente. No es el simple descanso sino centrar la atención y el esfuerzo en alguna actividad que les “absorbe” (sensa­ ción de fluidez). Un ejemplo de esto es el voluntariado. Frente a una educación demasiado centrada en las limitaciones y el pecado o en el propio autoconocimiento ¿no sería mejor enseñar estrategias de descentramiento y desvío efectivo de la atención como proponen algunas terapias cognitivas? ¿es posible orientar la “tensión religiosa” hacia aquellos campos que más parecen cautivar a la perso- NAT. GRACIA LVII 1/enero-abril, 2010, 7-51, ISSN: 0470-3790 45

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