PS_NyG_2010v057n001p0007_0051

ALFONSO SALGADO RUIZ de salud con la vivencia religiosa de una u otra forma. Desde esa pers­ pectiva, algunos rasgos que definen una fe “psicológicamente sana” son lo siguientes: - autonomía motivacional: la persona no se define como reli­ giosa como estrategia para obtener algún provecho humano, sino buscando un encuentro genuino con Dios. Es el paso pro­ gresivo del “Dios-de-la-necesidad” al “Dios-del-deseo”, de la alianza; - tensión dinámica: sentir “paz en el alma”no le impide la cons­ tante búsqueda, la depuración, el cuestionamiento, el creci­ miento personal; - creatividad, búsqueda de nuevas formulaciones, cada vez más personalizadas, más interiorizadas, nuevos símbolos, nuevas expresiones; - flexibilidad y tolerancia : sin fanatismos ni legalismos externa- listas, flexible y tolerante con otras creencias e incluso con no tener ninguna creencia, sin necesidad obsesiva de imponer y predicar su fe, que más bien es vivida como un don; - integración comunitaria : su caminar hacia Dios no es solitario sino en comunicación con sus compañeros de fe, e incluso, para el creyente auténtico, con todos los hombres, a quienes tiene por criaturas de Dios; - coherencia comportamental. su conducta se rige o pretende hacerlo por sus creencias, profundo sentido de justicia, de li­ bertad, de humanidad, dispuesto a promover un auténtico hu­ manismo; - la consideración racionalizada y certera de que “Dios no es mis-estados-intemos,\ ni las formas proyectadas desde mi ex­ periencia, Dios es algo diferente de mí; - identificación con un modelo , con realismo, sin copias exter­ nas ajenas a mi persona, sin sentimentalismos, escapes ni pro­ yecciones infantiles; - renuncia , pero no como valor en sí misma sino como herra­ mienta para alcanzar los ideales religiosos que busca: la ley 42 NAT. GRACIA LVII 1/eneroabril, 2010, 7-51, ISSN: 0470-3790

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz