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ALFONSO SALGADO RUIZ a partir de unos cimientos frágiles. Prácticamente cualquier persona puede obtener, con el tiempo, esfuerzo y determinación suficientes, las fortalezas personales. Cada persona posee algunas fortalezas características. Es im­ portante no caer en el error de tratar de establecer una jerarquía de fortalezas. Todas son positivas y, por tanto, deseables. Las fortalezas personales se distribuyen en un plano horizontal, no en una escala vertical, de manera que no es posible establecer grados de superio­ ridad o inferioridad entre ellas. Analizando las respuestas de miles de personas a los cuestionarios sobre fortalezas personales, felicidad, satisfacción ante la vida y salud mental y física se ha constatado que algunas fortalezas están más relacionadas con la felicidad y la satisfac­ ción con la vida que otras: el amor, la esperanza y la vitalidad fueron las fortalezas que en mayor medida se asociaron a altas puntuaciones en satisfacción vital. En un segundo lugar, fueron la gratitud, la cu­ riosidad y la perseverancia las más relacionadas con la satisfacción percibida ante la vida. En lo que respecta al objeto principal de este trabajo, se deben considerar las fortalezas personales y todos los instrumentos para su desarrollo como factores relevantes para proteger la salud mental y contribuir al desarrollo y crecimientos personales. Las fortalezas no sólo contribuyen al bienestar y felicidad de las personas sino que son piezas clave para el correcto afrontamiento de los acontecimientos que vulneran la estabilidad. El enfoque actual acerca de lo que es mentalmente sano o patológico entiende que salud mental no es sólo ausencia de sintomatología psicopatológica sino la existencia de una serie de características que permiten la promoción del individuo y sus competencias. Así, una persona tiene un buen ajuste psicológico a su entorno y es capaz de una vida “psicológicamente” sana cuando presenta (APA, 2002): (1) alta resistencia al estrés y la frustración, (2) autonomía intelectual, afectiva y de autocuidado, (3) percepción co­ rrecta de la realidad, (4) percepción coherente y realista de sí mismo, (5 ) competencia y ajuste a las demandas del entorno, (6 ) relaciones sociales positivas y (7) una actitud positiva hacia sí mismo y los de­ más. 40 NAT. GRACIA LVII 1/enero-abril, 2010, 7-51, ISSN: 0470-3790

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