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¿SER CREYENTE HACE FELIZ? que era una vulgaridad, y yo también lo pienso. Esta tercera está basada en el significado, y creo que se trata de saber cuá­ les son los puntos fuertes y utilizarlos para pertenecer y servir a algo que crees que es mayor que tú. Es decir que tenemos la vida agradable, la vida comprometida y la vida con significado: creo que son tres nociones que científicamente se pueden contrastar y en las que el término difuso de la felicidad se puede descomponer” (Seligman, 2005, en el programa Redes de TVE). Para Seligman (2003) los placeres tienen un elevado componente sensorial, son efímeros e implican muy poco o nulo pensamiento. Los placeres son estados pasajeros, acontecimientos momentáneos que llegan a través de los sentidos y las emociones tales como deliciosos sabores, pasiones sexuales, gratificantes aromas... Las gratificaciones, en cambio, no son sentimientos sino actividades; actividades que nos gusta mucho realizar y que involucran a la persona por completo, de forma que queda inmersa y absorta en ellas. El tiempo parece dete­ nerse, las habilidades propias están a la altura de las circunstancias v la persona se halla en contacto con sus fortalezas. Este concepto se relaciona ampliamente con lo que el psicólogo Csikszentmihalyi denomina flujo o fuidez (1990, 1997). Las gratificaciones no son esta­ dos momentáneos, sino duraderos, implican más el pensamiento y la interpretación y no se convierten fácilmente en hábitos. Las gratifica­ ciones apelan a las fortalezas y virtudes de cada uno y exigen dar la talla para asumir un reto, mientras que la sensación de placer es una respuesta automática a necesidades biológicas del cuerpo. Ejemplos de gratificaciones son disfrutar de una conversación, escalar monta­ ñas, leer un buen libro, bailar, jugar al ajedrez... Sobre la base de estos dos conceptos básicos -placer y gratifica­ ción-, Seligman distingue tres tipos de felicidad o formas de vivir la vida óptimamente: (1) la vida placentera, basada en la obtención de placeres, (2) la buena vida , basada en la experimentación de emocio­ nes positivas, y (3) la vida significativa , en la que entran en juego las gratificaciones. Para Seligman, la felicidad duradera se encuentra en esta tercera forma de vida. La vida significativa consiste en emplear las fortalezas personales todos los días para lograr una felicidad auténtica y abundante gratificación. Cuando el bienestar procede del empleo NAT. GRACIA LVII 1/enero-abril, 2010, 7-51, ISSN: 0470-3790 33

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