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VOCACIÓN COMO RAZÓN DE SER temporalidad: “Soy, por tanto, mi pasado que ya no existey mifuturo que todavía no es nada Por lo tanto, la concepción del hombre y del mundo para Frankl (1955) tiene una relación directa con sus vivencias personales, espe­ cialmente con la experiencia de su existencia desnuda en los campos de concentración nazis. Esta experiencia ha de vivirla como conse­ cuencia de una decisión fundamental en su vida orientada por su conciencia de responsabilidad hacia unos valores que le llaman a su realización y por los que libremente se decide renunciando a otras posibilidades. Así, preserva en la historia esa respuesta dada, que nunca se podrá borrar y condena al no ser a esas otras posibilidades que niega. Según Hillman (1996), existe algo que es inherente al individuo y que tiene una relación intrínseca con su destino. Ese algo es deno­ minado como vocación personal, o sea, la conciencia de que existe una razón para que se esté vivo. Esa vocación que el autor menciona tiene que ver con la razón y la forma en que ciertas cosas acontecie­ ren y del surgir de algunos sentimientos. La razón para que cierta imagen creada rellene una determinada biografía. En este sentido, la vocación llena la pérdida de significa­ dos que tal vez se inicie en la frontera de la infancia o de los recuer­ dos que se tiene de ella. Esa vocación no es el sentido único de la vida o una probable fe religiosa, sino un sentimiento de que hay una razón singular para lo que se es y del porqué se está en ese mundo. El individuo, en ese caso, es algo más que la naturaleza psicofísica; es también la imagen predeterminada de una vocación que ya antes de nacer, eligió su padrón de ser en la tierra. Las ideas de Hillman (1996) intentan arreglar un poco ese estra­ go, enseñando lo que más había y lo que más hay en su naturaleza. Desea, sobre todo, resucitar las inexplicables revira-vueltas que des­ viaron su barco en los rede-molinos y banco de arena de la ausencia de significado, llevándonos de vuelta a los sentimientos del destino, pues eso es lo que se pierde en muchas vidas y lo que precisa ser recuperado: un sentido de la vocación personal, de que existe una razón para se está vivo. Es constante en su obra, el recuerdo de que exista una razón por la cual cada persona esté aquí, en este mundo, y NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 599-618, ISSN: 0470-3790 605

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