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ELISEUDO SALVINO GOMES ciencia de sí; la cuarta de ellas valoriza la receptividad a las personas y a la naturaleza, y por último la quinta dimensión acentúa el placer de los sentidos, a procura del propio placer. Entretanto, la conciencia como un hecho psicológico inherente ya nos remite, por sí misma, a algo más allá de uno mismo. Aun­ que, solamente puede ser comprendida a partir de la transcenden­ cia, pues, contemplar al hombre dentro de su ontogénesis biológica como un individuo aislado, considerado por sí mismo, sin intentar entenderlo a partir de su origen, no conseguiremos comprender to­ dos los aspectos de su organismo. Por consiguiente, la conciencia solamente será inteligible a partir de una región extra-humana y para explicar su condición de ser libre, es suficiente buscar en su existencialidad, sin embargo, para explicar la condición humana de ser responsable; precisamos recurrir a la transcendentalidad de tener conciencia. Normalmente, un trabajo que tenga sentido causa alegría, una alegría mayor que un trabajo que se limita a ‘no exigir demás’ y a ‘producir dinero’. Encontrar sentido en el trabajo es la mejor pre­ vención para las crisis y uno de los mejores recursos terapéuticos, pudiendo perfectamente concurrir con el diálogo terapéutico. Ante la significación existencial del trabajo, Frankl analizó dos fenómenos particulares: ‘la neurosis del desempleo’ y la ‘dolencia del ejecutivo’: la neurosis del desempleo no es ninguna consecuencia inmediata del desempleo, sino es perfectamente posible que el desempleo sea una consecuencia de la ‘dolencia del ejecutivo’. Además de este análisis, se observa que la neurosis de desem­ pleo no es, por lo tanto, una consecuencia inmediata del desempleo, pues, con efecto, la dignidad del hombre lo prohíbe de transformar­ se en un medio, un simple medio del proceso de trabajo. Como se­ ñala Frankl ( 1989 , 167 ): “un hombre puede perfectamente ser capaz de trabajar y, por tanto, llevar una vida sin sentido, y puede darse también el caso de un hombre incapacitado para el trabajo infundir verdadero sentido a su vida ”. El famoso ‘ser o no ser’ de Hamlet, de hecho, es al mismo tiempo, un ser y un no ser que constituye a la persona humana y que encuentra una expresión privilegiada en la 604 NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 599-618, ISSN: 0470-3790

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