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VOCACIÓN COMO RAZÓN DE SER fundamental de la persona”. “La vocación es, pues, para la persona, la unificación de ella misma en sí propia, en su ser espiritual inde­ pendiente, recogimiento en lo íntimo de sí misma y abertura de lo más íntimo de sí misma para la transcendencia, que la explica, la sostiene, la llama, si bien que reconociendo por completo el uso de su libertad”. CONCLUSIONES De acuerdo con las distintas formulaciones: filosófica, psicológi­ ca y teológica, acerca del existir humano, se llega a la comprensión de que el término vocación se asemeja al concepto de sentido, pues, tanto uno como otro, se refiere a los significados, a los propósitos asumidos por cada persona en su singularidad. Entretanto, Frankl distingue los sentidos y principios de los mecanismos de defensa y de lo que se acostumbra llamar de “formaciones y sublimaciones de reacciones”. Así, para Frankl, el hombre es capaz de morir por sus principios e ideales. En Frankl, hay un presupuesto importante; para él no hay en el hombre impulso moral, o un impulso religioso, como si fuera idén­ tico a un instinto básico. El hombre es impulsado a una conducta moral en cada caso, él decide actuar moralmente. Él no se dirige sim­ plemente a satisfacer un impulso moral, y tener una buena conscien­ cia: actúa, pero, por una causa con la cual se identifica. Obra apenas para tranquilizar su conciencia, es un “fariseo”, y no una persona de buena conducta moral. Puede ser que una conciencia tranquila sea una ayuda; pero la moralidad es más que un tranquilizante. A pesar de todo, lo que se marca de diferente en los referidos teóricos es lo que podemos llamar motivos o motivaciones. Puesto que establecen las diferencias entre Freud, Adler, Sartre, Rogers y Frankl. Se constata que, para Freud, el impulso principal es la vo­ luntad de placer; para Adler la voluntad de poder. Para Rogers la persona debe “ser lo que realmente es” y, para esto, él aconseja una relación abierta, amigable y estrecha con su propia experiencia y, para Frankl, la voluntad de sentido, o sea, el significado humano está NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 599-618, ISSN: 0470-3790 615

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