PS_NyG_2009v056n003p0599_0618

VOCACIÓN COMO RAZÓN DE SER fue iniciada por Jesús Cristo, haciendo de Él su paradigma. Esa misión se aplica, fundamentalmente, a quien hace parte de la Vida Consagrada y vive bajo la acción del Espíritu Santo, que está en el origen de toda vocación. Dice el Pontífice. “La imagen d e Jesús, d i­ lecto Hijo “a qu ien el P ad re consagró y envió a m un d o” (Jo 10,36), tam bién aquellos qu e Dios llam a a seguir a Cristo son consagrados y env iados a l mundo p a r a im itar su ejemplo y con tinu ar su misión. Valiendo fun d am en talm en te p a r a todo discípulo, esto se ap lica d e m odo especial a aquellos qu e son llamados, en la característica f o r ­ m a d e la vida consagrada, a segu ir Cristo “más d e c e r c a ”y a h a c e r d e Él el “to d o ” d e su existencia. En su vocación, p o r lo tanto, está inclu ido el d eb er d e ded icarse totalmente a la misión; pero, la p rop ia vida consagrada, bajo la a c ción d el Espíritu Santo qu e está en el origen d e toda vocación y carisma, se torna misión, tal com o lo f u e toda la vida d e Je sú s”. 4. VOCACIÓN, DESDE LA PERSPECTIVA FILOSÓFICA El concepto de vocación puede ser explicado a partir de dos categorías esenciales de la teoría existencialista de Sartre: la finalidad y la libertad. Enfatiza Moutinho (1995, 56), al reproducir el pensamiento sar- triano, que la vocación puede ser explicada por la definición de conducta, cuando la misma no representa un carácter automático, y sí, hace parte de una postura adoptada por el sujeto. En ese caso, ella posee un significado, tiene un sentido, y el problema psicológi­ co pasa a ser la búsqueda de ese sentido: “De hecho, sólo m ientras hay u n a fin a lid a d “p o r lo tanto fin a lid a d p a r a un su jeto” el h echo p síqu ico significa alguna cosa, tiene un sentido. Caso contrario, es m ero efecto d e una causa, au tom áticam en te; ocurre sin visar un fin , ap en a s o cu r re”. Para Sartre (1943, 71), si existe finalidad en una determinada ac­ ción humana, entonces existe una actitud intencional detras de ésta, que puede ser explicada por la suposición de que existen motivos para que ella ocurra, aunque, no necesariamente, se deben conside- NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 599-618, ISSN: 0470-3790 613

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz