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VOCACIÓN COMO RAZÓN DE SER cada hora, preguntas que necesitamos responder, dando la respuesta adecuada no a través de elucubraciones o discursos, sino a través de la acción, a través de la conducta correcta. En último análisis, vivir no significa otra cosa que asumir la responsabilidad de responder adecuadamente a las preguntas de la vida, por el cumplimento de las tareas colocadas por la misma a cada individuo, por el cumplimiento de la exigencia del momento. Esa exigencia, y con ella el sentido de la existencia, se altera de persona a persona y de un momento a otro. Jamás, por consiguiente, el sentido de la vida humana puede ser definido en términos genéri­ cos, nunca se podrá responder con validad general a la pregunta por este sentido. La vida, como la entendemos aquí, no es nada vago, sino siempre algo concreto, de modo que también las exigencias que la vida nos hace siempre son bien concretas. Esta concreción está dada por el destino del ser humano, que para cada uno, siempre es algo único y singular. Ningún ser humano y ningún destino puede ser comparado con otro; ninguna situación se repite. Y a cada situación la persona es lla­ mada a asumir otra actitud. En dado momento, su situación concreta exige que ella actúe, o sea, que ella busque configurar activamente su destino; en otro momento, que ella aproveche una oportunidad para realizar valores de vivencia. Frankl (1989). Con sentido y sa­ tisfacción, otra vez, que la persona asuma su destino-misión con responsabilidad. Entretanto, siempre es así que toda y cualquier situación se ca­ racteriza, por ese carácter único y exclusivo que solamente permite una única “respuesta” correcta a la pregunta contenida en la situaci­ ón concreta, pues, aun en el sufrimiento, cuando el individuo des­ cubre lo que su destino le reservó, necesita ver en este sufrimiento también una tarea suya; única y original. Inclusive ante el sufrimien­ to, la persona necesita conquistar la consciencia de que ella es única y exclusiva en todo el cosmos dentro de este destino sufrido, que no puede ser asumido por nadie más, puesto que tampoco se puede sustituir a ninguna persona en sus propios compromisos. Por eso, en la manera como se encaran las responsabilidades personales, está la posibilidad de una realización única y singular de sentido. NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 599-618, ISSN: 0470-3790 609

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