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DIÁLOGO DE LA IGLESIA CON LA SOCIEDAD Y LA CULTURA ACTUALES inaccesibles e imposibles, precisamente por ser sobrenaturales. Esto hace que la vida se muestre como carente de valor, generando el pesimismo, que lleva hacia el nihilismo. La caída de los valores precedentes estaría sintetizada en la co­ nocida frase de Nietzsche: “Dios h a muerto ” una frase que ha sido objeto de muchísimos comentarios. La idea de Dios la ve Nietzsche como opuesta al hombre. En El anticristo afirma Nietzsche que con Dios se declara la guerra a la vida, a la naturaleza y a la voluntad de vivir. Frente a Dios y en contraposición a Él, Nietzsche afirma también el hombre. Pero no el hombre cristiano ni el hombre “ra­ cional” de Platón, de Aristóteles y de la tradición. Para Nietzsche, el hombre es el hombre de la voluntad de poder y de dominio, el hombre dionisíaco, del dios griego Dionisio. Este dios griego era el dios del vino; y era honrado con orgías y con la embriaguez, me­ diante las cuales sus seguidores entraban en contacto con los miste­ rios. Nietzsche afirma primero lo dionisíaco frente a lo apolíneo; y luego, a Dionisio frente al crucificado. En otras palabras: El hombre debe dejar de creer en Dios y en los bienes superiores y dar rienda suelta a sus instintos, a los instintos corporales. Lia subjetividad de la razón debe ser sustituida por la subjetividad del cuerpo, esto es, de los impulsos, de los afectos, de la voluntad de dominio. Aristóteles definía al hombre como “animal racional” y consideraba como lo propio y característico del hombre lo racional; en Hegel, la raciona­ lidad absoluta es la característica de la subjetividad. Nietzsche quiere sustituir lo racional por lo animal; en él la esencia de la subjetividad es la bestialitas de la brutalitas, el hombre es brutum bestiale, según expresión de Martín Heidegger13. No se crea que estas corrientes filosóficas son del todo ajenas al pueblo poco versado en filosofía. Estas ideas circulan entre no pocos profesores en las Universidades y en un sentido más divulga- tivo en los institutos de enseñanza media; y de forma más divulgada, llegan también al pueblo, aunque éste no sepa de dónde proceden. 13 M. HEIDEGGER, Nietzsche. Der europäische Nihilismus, (GA 48), Frank­ furt, Klostermann 1961. NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 569-598, ISSN: 0470-3790 581

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