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DIÁLOGO DE LA IGLESIA CON LA SOCIEDAD Y LA CULTURA ACTUALES que ha dominado. Y tenemos igualmente experiencia del fracaso del comunismo al final del siglo XX en los países de Europa oriental. Pero entretanto, han sido muchos los que se han alimentado de estas ideas; y la caída de los regímenes comunistas no coincide con una vuelta a la fe. No cabe duda de que el marxismo ha sido un gran propagador del ateísmo contemporáneo y a nivel popular. Pero el materialismo dominante no se limita al marxismo, sino que se extiende a otros ámbitos. Hay quienes buscan un funda­ mento del mismo en el desarrollo de las ciencias físicas, químicas y biológicas, que se han centrado en el estudio de la materia y en la evolución, llegando en muchos casos a conclusiones generales y metafísicas de que todo es materia. Estas conclusiones ni se pueden deducir de las ciencias, que se centran en un aspecto de su objeto, ni son aceptadas por todos los científicos ni por todos los filósofos. Pero parecen convincentes para muchos, aunque para ello tengan que hacer un acto de fe en una materia como principio absoluto. Otro movimiento que ha tenido gran influjo en el ateísmo con­ temporáneo ha sido el positivismo del filósofo francés Augusto Com- te. Este autor habló de tres períodos de la historia humana: El teoló­ gico, el metafísico y el positivo. Según él, el período teológico es el de los comienzos. Es propio de una mentalidad infantil, de culturas primitivas, que desconocen las capacidades de la razón humana. Para dar razón o para explicar la realidad, esta cultura primitiva recu­ rre a seres transcendentes o sobrenaturales, a dioses existentes en un mundo superior. A este período lo sigue el período metafísico, que deja de recurrir a seres divinos o sobrenaturales para dar explicacio­ nes filosóficas del mundo y del hombre. Y finalmente llega el perío­ do positivo. Este es el período en que las ciencias indagan las causas de los fenómenos y dan de ellos explicaciones científicas. Cuando llega este período, desaparecen los dos anteriores. Este período ha empezado ya en algunos campos, como en las matemáticas, la física, etc. En otros campos, como la sociología o las ciencias humanas no se ha desarrollado aún, pero se desarrollará; y todo se podrá explicar científicamente. De esta manera, Comte relega la religión a una cul­ tura primitiva y a un período de la humanidad caracterizado por los mitos y por el poco desarrollo intelectual. La religión estaría llamada a desaparecer mediante el desarrollo de la cultura y de las ciencias. NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 569-598, ISSN: 0470-3790 579

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