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LA REALIDAD SUPREMA particularismos violentos. Debe aplicarse a la religión de Abrahán los mismos parámetros que estamos aplicando a la Ciencia. El segundo error es el de la evolución fr en te a l fixism o. ¿Cuán­ do habló nuestro Arquetipo Humano Evolucionado de “evolución”? Todo el evangelio es fu tu ro , es movimiento. El propio Maestro se presentó como el Camino, que es preciso seguir para llegar al Crea­ dor. El Camino se hace para caminar, no para quedarse parado. Y caminar, ¿no es evolucionar? Los primeros anunciadores del evan­ gelio lo hicieron rompiendo el particularismo judío y poniendo su mirada en el Universalismo: el evangelio fue anunciado rompiendo fronteras: las de Judea a Samaría, a Antioquia, al mundo de Pablo por las grandes ciudades de Corinto, de Éfeso, Galacia, Roma y, muy probablemente, España. De todas formas, debemos reconocer que son muchos los años de conservadurismo y de mentecatez fanática para que podamos romper los moldes de una religión c a ta fá tic a y truculenta, y adoptar con mayor intensidad la apofática. Y de “visionar” la Divinidad de una forma más digna para poder relacionarnos con ella de una for­ ma más personal y existencial, y menos ritual y de hacer lo mismo con nuestra oración. 3 . D istancia entre D ios y el C osmos La ausencia del punto de vista cósmico significa que seguimos acentuando la distancia entre Dios y el cosmos. ¿Es necesario para alejarnos del panteísmo? Si la creación es Dios qu e se d a , todo lo re­ galado participa de la sacralidad del Donante. Dios se hace presente en todas las cosas, está en ellas y es Dios, está por encima de ellas. “P a s ó p o r estos sotos con p r e su r a ... ”Después de una de sus célebres clases un alumno le preguntó a Heidegger: “ Profesor, ¿Ud. cree en Dios? Y el maestro le contestó: Si Ud. es c a p a z d e d ecirm e lo qu e en ­ tiende p o r Dios, en tonces le d iré si creo o n o ”. La Realidad última que en la terminología cristiana llamamos Dios, es como el océano, que es anterior a la ola, pero no separado de ella. Es la cepa de la que brota el sarmiento, pero que no está NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790 489

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