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LA REALIDAD SUPREMA Mi fe me dice claramente que Dios, Causa Primera, está en su Creación, en toda la múltiple, compleja y variopinta manifestación de la Materia (que no es más que Energía concentrada en un es­ pacio-tiempo). Que está en el mineral, en la rosa, en el árbol, en la mariposa, en el ratoncillo, en las montañas nevadas, en las olas del proceloso mar, en mis semejantes, en las lejanas estrellas y en los misteriosos agujeros negros. Que está en el bellísimo amanecer y en el no menos bello crepúsculo. En definitiva, que está en todo lo creado y por crear. Y aún admitiendo la posibilidad de que esta Creación sea transitoria, lo será cuando la Materia vuelva a su situa­ ción primigenia de Energía, y como la Causa Primera Es también de la Energía, lo más Incomprensible y Noble de la Energía, ¿dónde queda el panteísmo?... ¡La Causa Primera ha sido, es y será! Y no digo siempre, porque este adverbio no ha lugar fuera de la Materia, ¿estamos? Pensar así le costó la etiqueta de hereje al Maestro Eckhart (1260-1327), excepcional dominico condenado por panteísta, y del que no se supo nada hasta fechas recientísimas, en que los religiosos modernos se lo beben. Así, como suena, ¡Se lo beben! Y no me ex­ traña. Hace tres o cuatro días comentaba con unas excelentes com­ pañeras de “disquisiciones místicas” de dicho ex-panteísta a tenor de que: “La experiencia de la Divinidad comienza en que la idea de Dios ha muerto”, (dios que, por antropomórfico en su contexto, yo lo escribo con minúscula). Por ello pido a Dios que me libre de dios, porque mi ser esencial está por encima de dios. Y también: Por eso le pedimos a Dios que nos despojemos de dios y aprehendamos la Verdad, gozándola eternamente allí donde los ángeles supremos y la mosca y el alma son iguales. Es grandioso ver cómo este pensador, Mente emanada de la Causa Primera, digo yo, intuyó hace 700 años la nueva religiosidad cósmica, que ya bulle por doquier...¡Gracias a Dios, con mayúscula! d ) Mif e en la ob ra d e Dios Mi fe cristiana me reafirma en la creencia de que la Creación es consecuencia de una Voluntad Divina, aunque tal Voluntad Es capaz de generar o crear infinitas cosas más, porque es Omnipotente. Pero NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790 561

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