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LA REALIDAD SUPREMA existentes en todas las playas de la Tierra. Tal magnitud es imposible de imaginar. Y ante esto , surge inevitablemente, el siguiente interro­ gante: ¿Cómo esposible que el Creador de tanta grandeza se limite en su Amoroso Plan Creacional, a crear seres inteligentes y facilitarles la opción de espiritualizarse convirtiéndose en hijos suyos solamente en un minúsculo planeta de una estrella nada importante como es nuestro Sol? Debe haber en el Cosmos miles de millones deplanetitas habitados por hermanos nuestros ” 49. Si fuéramos sólo nosotros los habitantes del Cosmos seríamos unos escasos admiradores de una pequeña parcelita de su Magna Obra, muy poquitos para deleitarnos en su inmarcesible Grandeza y para rendirle la adoración y el reconocimiento que merece por el prodigioso privilegio de convertirnos en sus hijos, y por habernos enviado a Jesús, el Primogénito, para que nos enseñara a asumir todas las condiciones y consecuencias de nuestra filiación divina, y a Caminar hacia su Reino50. b) Panteísmo y fe ¿Qué es tener fe? Muchos siguen respondiendo lo que nosotros aprendimos en el catecismo de muy pequeños: Creer lo que no ve­ mos. Probablemente sean muy pocos los que hoy contesten así. Pero es posible que sean muchos los que ante el problema de la fe digan: “¡Yo sólo creo lo que veo!”. Si la primera de las definiciones apuntadas no responde a la realidad, la segunda indica una soberana petulan­ cia. ¿Eres acaso capaz de ver siquiera el aire que respiras? ¿Ves las fuerzas que regulan la Naturaleza de la que formas parte? ¿Ves acaso las células y las moléculas que conforman tu cuerpo? ¿No te han dicho nunca que lo que se ve es siempre menos real que lo que no se ve? Sólo vemos lo que nuestros limitados ojos per­ ciben, que es lo menos real. La Naturaleza otorga a nuestra especie la visión necesaria para garantizar su supervivencia animal. Otras es­ pecies son dotadas con distintas facultades de visión, en orden a sus 49 C. SAGAN, Cosmos , “Las Vidas de las estrellas ”, Madrid, Planeta, 1980. 50 C. SAGAN, O.c., 33-34. NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790 557

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