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FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS El dominico alemán E ckhart(+ 1327), al que ahora utilizan pro fusamente los místicos, teólogos y predicadores, estuvo silenciado más de 600 años debido a que los franciscanos, inquisidores des piadados en aquella época, le acusaron de panteísmo. Al parecer, lo que entonces era herejía hoy es palabra de Dios. Y es que herejes son lo que dicen las verdades antes de tiempo. Dios somos todos (Sal 82,6). Dios está en todo. Está en mí y particularmente en las personas espiritualizadas por partida doble. Y digo esto porque los humanos somos “lo único” en la Creación, que puede poseer Materia y Espíritu. Soy consciente de que Dios está en mí, de que soy su hijo y de que, de alguna manera, también soy Dios. Si cuando me siento necesitado de la asistencia divina, en lugar de dirigirme a mí, me dirijo a Dios com o Ente Supremo, y a no soy panteísta. ¿Cuántos fueron a la hoguera por ser panteístas? La Creación, toda ella, es Dios qu e se da. Se da amoroso, incon dicional, en entrega total. Entonces, la Creación y Dios parecen la misma cosa, ¿estamos? Si tú me preguntas: y cuando la creación, que es Materia, absolutamente transitoria, concluya, ¿qué pasa con Dios, concluye con ella? Si yo te contesto que sí, soy panteísta; pero si te contesto que no, porque Dios, a p e s a r d e estar en ella. Es antes y Será después, no soy panteísta. El Creador es demasiado Grande, demasiado amoroso para con formarse sólo con nuestro amor, y puesto que la Creación es Dios que se da, y Dios es Amor, toda ella ha de estar repleta del fruto es piritualizado de ese Amor, que son sus hijos. Si así no fuera, la Crea ción, salvo la Tierra, sería sólo materia, un incomprensible derroche potencial sin ninguna finalidad, y yo tengo una imagen demasiado grandiosa de mi Creador para admitir la posibilidad de un derroche inútil, y menos aún de una equivocación que, por otro lado, resul taría imposible. Nos ayuda a comprender esto el ejemplo utilizado por C. Sagan en su obra “Cosmos”: ((la m ayor can tid ad d e estrellas qu e pod em os con temp lar en una n och e p r o p ic ia es d e unas 8000, equivalentes a los gran itos d e a r en a qu e se p u e d e abarcar, en la p laya, en un sim p le pu ñ a d o . Pues bien, los cuerpos celestes luminosos, los soles del Universo, representan m ayor núm ero qu e todos los gran os d e a r en a 556 NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790
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