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LA REALIDAD SUPREMA de sus aspiraciones, la que ha superado sus propios deseos y alien­ ta pensamientos, sentimientos y deseos de carácter suprapersonaV (. Einstein ). El logro más sobresaliente de la física es “el reconocimiento uni­ versal de que aún no nos hemos puesto en contacto con la Realidad Última. El Gran Arquitecto del Universo empieza ahora a perfilarse como un matemático puro” ( SirJ.Jeans ). La ciencia exige también un espíritu creyente. La ciencia como tal nunca puede asumir el puesto de la religión (M. Planck). La mística es unificadora de lo múltiple. El logro de una síntesis que abarque a un tiempo a la comprensión racional y a la experiencia mística, constituye el mito, confesado o no, de nuestro tiempo y de la época actual (W. Pauli). Lo que yo me pregunto ahora no es quién tiene razón, si el cien­ tífico o el teólogo, sino quién está traspasando los linderos del otro. ¿No puede disponer la teología de los destinos del alma humana sin traspasar los linderos de la ciencia? ¿No puede la ciencia formular sus conclusiones con respecto a la geometría o al continuo espacio- temporal sin invadir el campo de la teología? (A. Eddingtorí) 46. 6. E l P anteísmo a) Tendencia hacia el panteísmo A lo largo de nuestro escrito ha podido ponerse de manifiesto nuestra tendencia a vislumbrar la divinidad a través del Cosmos, como llamaron los griegos al Universo. Cosmos, lo bello, así lo bau­ tizaron acertadamente los griegos. Los romanos lo llamaron Mundo, lo limpio (aunque nosotros lo convirtamos fácilmente en basurero). Así que nos quedamos con Cosmos. Sí, y la referencia más grandio­ sa que podemos imaginarnos para esa Trascendencia Infinita, in­ asequible para nosotros, pigmeos finitos, es la referencia cósmica. Consiguientemente, podremos afirmar que nuestro Dios es un Dios 46 Cuestiones Cuánticas. Escritos místicos de los físicos más famosos del mundo , Barcelona, Edit, por Ken Wilber, 1977. NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790 553