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LA REALIDAD SUPREMA ocurre. ¡Pura lógica! De ahí la necesidad de rogar a Dios para que nos proteja. ¡Pues no, no es así! Tenemos el antropomorfismo metido hasta lo más profundo de nuestra médula religiosa, y nos empeñamos en no ver más allá de nuestras narices, ignorando que la d iv in idad no es an tropom orfa. ¿Que cómo es? No lo sabemos. Si lo pudiéramos imaginar, como la mayor parte de la gente, ¡no sería Dios!, sino el ídolo primitivo en el que nuestra secular incultura le ha convertido por obra y gracia (o desgracia) de la insistente interpretación literalis- ta de ciertos libros sagrados escritos hace miles de años por personas bien intencionadas, nadie lo duda, que escribieron lo que el Espíritu les soplaba, ¡para las gentes d e entonces /, que, por otra parte, no hu­ bieran podido entender otra cosa, porque tanto los mensajeros como los receptores de los mensajes eran rudimentarios e incultos huma­ nos minimamente evolucionados comparados con los actuales. Relatos, enseñanzas e interpretaciones de cuando la Tierra, pla­ na y rodeada del infernal abismo, o más bien, únicamente la cuenca mediterránea, que era lo que ella conocía, era equiparable, en la mente de los hagiógrafos, al inmenso Universo tridimensional en el espacio-tiempo, que hoy se mide por miles de millones de años luz, sin que aún se tenga ni idea de si es finito o infinito o de si existen otros Universos más o menos similares al nuestro en las distintas dimensiones que vislumbra la Física. Entonces el Sol, la Luna y las Estrellas eran simples luminarias para adorno y separación del día y la noche y de las diversas estaciones3. Vamos a contar lo que sería un cuento para las “gentes d e en ton ces ” “Hace muchísimo sin tiempo , en un inexplicable sin lugar, , la Providencia Divina, con su Inteligencia Suprema, sintió la n ecesidad d e m aterializarse , y para ello provocó una especie de inconm ensurable explosión , ( “sin ru id o” en contra de lo que suele decirse), un incalculable fla sh hum an o , un fogonazo infinito que fue bautizado por los científicos como un big-bang. Y con tal explosión comenzó el tiempo y el espacio. El pensador-des- 3 F. FERNÁNDEZ RAMOS, Recientemente y con la amplitud requerida he publicado un estudio sobre el Antropomorfismo: Dios a imagen del hombre, Secreta­ riado Trinitario, Salamanca, 2009. NAT. GRACIA LVT 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790 487

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