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FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS nalidad; de aquí que haya desaparecido, se ha evaporado, resulta manifiestamente innecesaria. Podemos, pues, tumbarnos sobre la Madre Tierra con la absolu­ ta certeza de ser una sola y misma cosa con ella y ella con nosotros. Nuestros cimientos son tan firmes e inconmovibles como los suyos; de hecho, mil veces más firmes y más inconmovibles. Tan segu­ ro como que mañana seré engullido por ella, con igual seguridad volverá a darme de nuevo a luz un día para enfrentarme a nuevos trabajos y padecimientos (128, 129, 150-151). A. Einstein (1879-1955) afirma que las sagradas escrituras de los judíos constituyen un ejemplo admirable de evolución desde una religión de miedo a una religión moral, evolución que se continúa en el NT. Las religiones de todos los pueblos civilizados, en especial las de los pueblos orientales, son primariamente religiones morales. La evolución de una religión basada en el miedo a una religión moral supone un gran paso en la vida de los pueblos. La experiencia religiosa se da también en el tercer nivel (los dos anteriores son la satisfacción de las necesidades profundamente sen­ tidas y los impulsos sociales), presente en todas esas concepciones, si bien raramente en forma pura: me refiero al sentimiento cósmico religioso. Resulta muy difícil explicar esta sensación a quien no la haya experimentado en absoluto, particularmente al no llevar anejo ningún concepto antropomórfico correspondiente a Dios. Los genios religiosos de todas las épocas se han distinguido por esta especie de sentimiento religioso que no conoce dogmas ni con­ cibe a Dios a imagen y semejanza humana; y que carece por tanto de iglesia alguna que deba basar en ellos sus principales enseñanzas. Por eso, es precisamente entre los herejes de todos los tiempos entre quienes encontramos a esos hombres impregnados de esta forma suprema de sentimiento religioso y que, en muchos casos, fueron considerados como ateos, y también en otros como santos. Mirados a esta luz, hombres como Demócrito, Francisco de Asís y Spinoza son íntimamente afines entre sí. ¿Cómo puede comunicarse de una persona a otra el sentimiento cósmico religioso si no da lugar a un concepto definido de Dios ni a 548 NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790

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