PS_NyG_2009v056n003p0481_0566

LA REALIDAD SUPREMA recurre a la imposición de manos para comunicar a alguien la autori­ dad en orden al ejercicio de un determinado ministerio (Hch 13, 1-3; 6, 1-6). El gesto pasa de la iglesia judeo-cristiana de Palestina a las comunidades fundadas por Pablo (1 Tm 1, 18; 4, 14; 5, 22). III. LA CIENCIA Y LA BIBLIA AL UNÍSONO Desde una síntesis de los orígenes , tal como nos son conoci­ dos por la Biblia (Nos referimos en particular al cap. 1Qdel Génesis y renunciamos a los capítulos siguientes: Gn 2-11 , narrados desde un exagerado antropomorfismo), y tal como los hemos presentado desde las aportaciones de la Ciencia, pretendemos establecer una re­ lación de similitud remota, muy lejana al concordismo con el que se intentó durante siglos establecer la compatibilidad total de la Biblia con la Ciencia. 1 . T erm in o lo g ía cien tífic a La N ada de hace 20.000 millones de años, y la S ingu laridad ca ó tica inmensamente energética. El big-bang , de indescriptible luminosidad y la energía caótica que engendró una luz inimaginable. Dicha Energía , emanada de la Causa Primera fue, ni más ni menos, el origen de nuestro Universo, que cuenta actualmente con más estrellas (o soles) que granos de arena tienen todas las playas de la Tierra. Esta Energía-Materia-Divina , configurada actualmente, en su más alta expresión, en el Ser Humano, le regala su Filiación y le convierte en co-creador. La gran explosión, Alfa (que no fue aiidosa) es la manifestación energético-material del Principio; y la prevista consecución del últi­ mo objetivo, ya en un armonioso y supremo orden, Omega , actual­ mente en proceso de evolución. NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790 533

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz