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LA REALIDAD SUPREMA b) Progreso de las representaciones materiales a las existenciales El culto más antiguo y más recognoscible dado a Yahvé fue el del arca, en el que no había imágenes. Al arca -un trono vacío por­ tátil- se había vinculado la presencia de Dios de forma espiritual36. En la consagración del templo, con la peculiar acentuación del Dios que vive en lo oculto, se pretende acentuar su presencia inma­ terial, pues el término utilizado (= barapbel , en hebreo -con la “h” inicial aspirada- designa la oscuridad densa de las nubes) se halla frecuentemente unido a las apariciones de Yahvé en el AT y hace referencia al ocultamiento de Dios. Incluso en Ex 20, 21 y en IR 8,12 es el vocablo utilizado para designar al Deus absconditus. La prohibición de hacer imágenes de Yahvé se halla en relación de dependencia con la fe en la creación. Existe una gran distancia que separa a Yahvé de los elementos creados. Ésta era la convicción profunda del antiguo pueblo de Dios. Yahvé no está en el viento, ni en la tormenta, ni en el fuego, sino en una brisa suave y agradable ( IR 19,11-12;), es decir, un “más allá, que lo sitúa por encima de la esfera natural” (Ex 20,4 y par. Dt 5,8). La comparación de las imágenes de los dioses paganos en las que sus “objetos admirados” representan a sus dioses difieren radi­ calmente de las representaciones judías: donde los paganos ofre­ cen la figura de un dios o lo vinculan a una piedra, por poner un ejemplo, colocan los judíos el sagrario en cuyo interior se hallaba depositada la Torá y el lampadario de los siete brazos junto a Él. Ésta es la palabra de Dios. Esto es su Dios. Y cuando quieren responder al reto pagano lo hacen escenificándolo literariamente en la historia sagrada, es decir, en la acción de Dios. Esta historia y sus figuras o protagonistas son auténtica historia, es decir, la historia auténtica en la que Dios actúa. Aquí es donde se establece la diferencia entre las representacio­ nes mitológicas del dios Mitra -e l “amigo” o “aliado” del hombre, es el guardián de la luz y vela por la buena marcha del sol-; de Osiris -e l dios funerario por excelencia- que se convirtió en una de las 36 G. von RAD, eíkon , en TWzNT, II, 375. NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790 527

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