PS_NyG_2009v056n003p0481_0566
LA REALIDAD SUPREMA tación de este mundo, es la forma de esta Realidad Última, la forma de la Vida, la forma de Dios... El AT ha intuido esta realidad y la ha expresado en la considera ción de su pueblo como un “reino d e sacerdotes y com o su p ecu lia r p rop iedad , p o r p u r a g r a c ia ” (Ex 19,4ss). Él es el Viviente, el crea dor y señor del mundo. La relación establecida por la alianza no es restrictiva, no se limita exclusivamente a Israel. El se revela a todos los pueblos en sus juicios (Is 13ss; J r 25,12ss; Am 1,3-2,3..,), pero también en sus bendiciones, (Am 9, 7: “Hijos d e Israel, ¿no sois p a r a mí, d ice Yahvé, com o hijos d e etíopes? ¿No h ice y o subir d e la tierra de Egipto a los hijos d e Israel, y a los filisteos d e Caftor, y a los aram eo s d e QuirP Ved qu e los ojos del Señor, Yahvé, están puestos sobre el reino pecador, y qu e y o los borraré d e la f a z d e la tierra. Pero no destruiré d el todo a la ca sa d e fa c o b , d ice Yahvé”52. La amplitud cósmica del ámbito de sus manifestaciones no cam bia por su referencia predilecta al “pueblo elegido” en cuya comu nidad se dará en comunión. La revelación permanece siempre como un acto estricto de Dios. Por tanto, nadie puede tener la pretensión de poseer un derecho a ella porque Él lo hace con rostro hum ano. Esto significa que la complejidad de la misma se traduce en simplici dad, al negar toda posibilidad de que la revelación se manifieste en el campo israelita o en el no israelita. No existe una contraposición entre la verdadera falsa revelación. Esto, no obstante, d eb e obligarnos a alejar, p o r un lado, qu e Dios no se h a lla lim itado p o r las fron tera s d e Israel y, p o r otro, qu e sus p ecu lia rid ad es las encon tram os más acen tu ad am en te en “s u p u e b lo ”. En todo caso es en el AT donde encontramos las pistas más cla ras para distinguir la verdadera de la falsa revelación. En síntesis las exponemos a continuación: a) en la personalidad y en los motivos de los portadores de la misma. El falso profeta busca su interés (Mi 3,5}, el verdadero es liberal (Am 7,14); b) la recepción por parte de los destinatarios Qr 23,28.32); c) el cumplimiento o incumplimiento de lo anunciado ( 1S 3,19; IR 8,56...}, d) el criterio más inconfundi- 32 G. DELLING, pleres y sus derivados, en TWzNT, pleroma, 207. NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790 523
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz