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FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS Jesús. El primer principio no existe solo. Se manifiesta en la Palabra y en todo cuanto existe. Padre e Hijo son solamente dos aspectos de la misma Realidad. Por ello en el hinduismo y en el budismo se habla de no-dos. El Cristo cósmico simboliza la naturaleza de lo divino que se manifiesta en todo lo creado, simboliza lo que llamamos creación. Cristo es el otro nombre de todo lo creado. De la misma manera que el Padre se hizo patente en el hombre Jesús, así también se hace patente en todo lo que fue creado por él. “ Sin ella (la P a la b ra ) no se hizo n a d a d e cuan to existe” (Jn 1,3). Estamos creados en Jesús y somos, igual que él, la manifestación del principio divino. ¿Por qué no utilizamos imágenes como la de la fuente y el arro­ yo? La fuente no es el arroyo? La fuente no es el arroyo, y éste no es la fuente. La fuente es el origen del arroyo. Son distintos, pero sólo pueden existir conjuntamente. Donde hay una fuente, allí hay también un arroyo. Sería una tontería hablar de una fuente que no desembocara en un arroyo, y viceversa. El arroyo no es el origen, pero lleva la misma agua. El Hijo no es el Padre, pero tiene la misma naturaleza. La creación no es Dios, pero tiene la misma naturaleza1. Esto nos obliga a considerar a la Realidad última como un Ente C reador (de ahí que su título más cualificado sea el de Padre), om­ nipotente, multiforme, omnímodo y omnisciente, luminoso o, tal vez mejor, numinoso, espiritual, pero, sobre todo, Amoroso: Dios es amor. Por supuesto, algo superabstracto, de inmenso valor puro, sin forma concreta (por otra parte ya le hemos aplicado el calificativo de “multiforme”, lo cual es apreciable, sobre todo, en el AT, que podrá ser “infinitas cosas”, pero que se nos manifiesta exclusivamente en su Creación, que podemos definirla como Dios qu e se da. Jesús, en su evangelio, nos lo confirma diciéndonos de muchas formas distin­ tas que todos los creyentes, culminación de lo creado, somos hijos d e Dios (Mt 5,8. 9 . 16; Me 11,25, Le 11,2; Jn 1,11-12; 20,17...). Entre los calificativos utilizados para designar La Realidad Suprema hemos 1 W. JÄGER, En busca del sentido de la vida. El camino hacia la profundi­ dad de nuestro ser ; Madrid, Narcea, 1995, 14. 242-243. 484 NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790

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