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LA REALIDAD SUPREMA lias, ha dado lugar a las 92 formas distintas que constituyen la Tabla Periódica de Elementos-. Elementos que constituyen absolutamen te todo cuanto existe como materia, sea sólida, líquida o gaseosa- (carbono 20 %; hidrógeno 9 %; nitrógeno 5%; oxígeno 63 % y azufre 0,60 %, amén de escasas centésimas de hierro y otros minerales), ha venido evolucionando partiendo del prehumano de hace un par de millones de años. En un momento de la evolución material, cuando ya poseía un cerebro que le permitía actuar reflexiva y ordenadamente, el que Es, estimó que su modo de materializarse era entrando en nosotros, y nos insufló su Espíritu, su Esencia, su Ser. Y, desde entonces, so mos (el verbo “insuflar”, expresión estrictamente bíblica, es utilizado curiosamente por S. Hawking (recientemente fallecido) que afirma: “Una creación no puede consistir simplemente en causar el big-bang. En lugar de eso hay que llegar a una noción de Creación más sutil, intemporal, que “insufle” fuego en las ecuaciones y promueva lo me ramente posible a realmente existente ’Q6. Quizá la característica más destacada del Humano en Evolución es la necesaria búsqueda de Algo trascendente que no tiene idea de lo que Es, pero que intuye que Es, y lo intuye precisamente porque lo lleva dentro. Ese Algo, que ba sido capaz de crear cuando menos un Universo ordenado, consciente, inteligente, porque todo, desde la onda energética que constituye el principio de la Materia basta la compleja biología humana, su cúspide, conoceperfectamente suf u n ción y actúa en consecuencia con el Gran Plan Creacional en el que está prevista ”. La onda energética sabe lo que tiene que hacer para ser partícula, ésta para ser átomo, éste para ser molécula, ésta para ser célula y ésta para dar origen a un ser vivo y consciente como somos los seres humanos. Y sabe que media célula de la madre tiene que aportar 23 cromosomas que, unidos a los otros 23 aportados por el padre constituyen un ser humano. (Si en lugar de éstos hubieran sido 24 pares, no se hubiesen producido seres humanos y nosotros seríamos chimpancés, de los que nos diferenciamos biológicamente en un par de cromosomas). 26 S. HAWKING, La Historia del Tiempo , Barcelona, Crítica, 1998, 66-67.175- 176. NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790 517
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