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FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS y el Universo tendrán por origen ese océano de energía : No sola­ mente el espacio-tiempo y la energía nacerían en ese plano primor­ dial de infinita energía y de flujo cuántico, sino que, incluso, estarían permanentemente animado por él. Todo ello, repetimos, presupone un plano subyacente, que proviene de una mente creadora situada más allá del tiempo y del espacio. En física existe un nuevo concepto que ha demostrado su ri­ queza operativa: el de espacio cuántico. Esto significa que el vacío absoluto, caracterizado por una ausencia total de materia y energía, no existe. Incluso el espacio que separa las galaxias no está total­ mente vacío : contiene algunos átomos aislados y diversos tipos de radiación... Debemos contar, también, con la identidad entre materia y energía. Si en el seno del vacío existe una energía residual, ésta puede perfectamente convertirse en materia durante el curso de sus fluctuaciones de estado : nuevas partículas surgirían entonces de la nada. El vacío cuántico es, así, el teatro de un incesante ballet de partículas que aparecen y desaparecen en un tiempo extremadamen­ te breve. Si se admite que la materia puede surgir de ese casi nada que es vacío, ¿no disponemos ahí de un elemento para responder a la pregunta del origen del big-bang en el Universo primigenio?23. En sus orígenes, el Universo es una crema espesa de partícu­ las elementales: los electrones... Estas partículas elementales se irán aglutinando y formando estructuras cada vez de más alto nivel. Cada una posee propiedades que los elementos, individualmente, no po­ seen. Se habla de propiedades emergentes. Parece aproximadamente cierto que la sopa primordial, la mezcla materia-radiación del co­ mienzo, contenía en la primera centésima de segundo, protones y neutrones de interacción constante24. En dicha Singularidad primera, Alfa, se hallaba prevista la cul­ minación del último objetivo, Omega, donde alcanzará su perfección la Energía-Materia-Divina. No es de este momento seguir pormeno­ rizando los pasos de la evolución. Nos referiremos a los pasos esen- 23 w. JÄGER, O.e., 71. 24 F. FERNÁNDEZ RAMOS, Del Mundo Físico al Tiempo Bíblico , Salamanca, Servicio de Publicaciones UPSA, 2001, 65. 514 NAT. GRACIA LVT 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790

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