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LA REALIDAD SUPREMA g ) Alfa y Omega Al continuar desarrollando este punto sería de nuestro agrado con sid erar a l ser hum ano com o el m áxim o logro d e com p lejidad (de­ nominamos la materia como complejidad) evolutiva d e la Energía- Materia hasta el presen te , pero como el adjetivo “natural” no aclara si la complejidad observada es casual o dirigida, ni su objeto, inten­ taremos explicar estas incógnitas. Algunos teólogos han definido a Dios como Alfa y Omega, simil del “principio y fin” de todas las cosas. Nos parece correcto. Pero creemos más exacto hablar de T rascendencia , que podemos deno­ minar también como Causa Prim era Creacional, porque no acentúa que no tenga principio ni fin, sino porque pone más de relieve que simplemente ES, el Principio Supremo del que hemos emanado para realizar nuestra existencia y al que retornaremos para conseguir la plenitud de la vida. Volviendo al origen de esta reflexión, sí es admisible loa apli­ cación del adjetivo “natural”, mencionado al principio, porque eso que calificamos así está dirigido por una Voluntad Suprema, Alfa , y que la meta de la complejidad evolutiva es Ella misma, Omega. El ser humano es un instrumento relacional. ¿Qué otra razón podría es­ conder este complejísimo Proceso d e la Creación. ¿Es que aún existe alguien que crea en el azar como Causa Primera? ¿Acaso hay algo que se origine por casualidad, evolucione por casualidad, y pueda alcanzar los logros humanos por casualidad? Conocemos la creación desde el big-bang. Admitamos humildemente que tal Singularidad hubo de emer­ ger de Alguien del que sólo sabemos que nos distingue con una consciencia, que nos crea libres y ¡que nos ama! En el microcos­ mos estamos indagando los orígenes de los campos magnéticos, que conforman las partículas elementales que, a su vez, estructuran los núcleos atómicos y, en el inabarcable macrocosmos, se estudian los núcleos galácticos más alejados de nosotros, formados, según se cal­ cula, hará unos doce mil millones de años que hoy, posiblemente, serán galaxias similares a las nuestras -los cuásares, alejándose entre sí a una velocidad proporcional a su distancia alcanzando, las más NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790 501

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