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LA REALIDAD SUPREMA en la mística de oriente ni en la de occidente la salvación es algo que podamos realizar por nosotros mismos. Existe desde siempre y me está aguardando, hasta que, después de haber pasado por el proceso de purificación, la llegaré a experimentar13. La Realidad Suprema es inefable , pero no es inexpresable. La oración contemplativa -devaluada por un excesivo intelectualismo en los ejercicios de piedad; recuérdense los Ejercicios Ignacianos y la persecución de los místicos que, en pocos casos, escaparon de la búsqueda y captura por la Inquisición- impidieron que el Vacío-Ple­ no pudiese ser experimentado siguiendo la afirmación de Jesús: “El reino de los cielos está dentro de vosotros b) No es ningún secreto que las personas se alejan de las iglesias en parte porque ya no son capaces de aceptar afirmaciones teológicas absolutistas. La pregunta por el sentido de la vida no encuentra ninguna contestación teórica satisfactoria ni tan siquiera en la reli­ gión. La acumulación de los logros del pasado requiere de forma inexorable una adaptación a la mentalidad moderna. La revelación divina, su donación y comunicación al hombre se esterilizan desde el momento que la hacemos incomprensible y sin la menor atracción para los destinatarios de la misma. Ciertamente debe ser utilizada la lengua de Dios -el lenguaje de la revelación- pero no es menos cier­ to que traicionamos dicho lenguaje cuando no lo inculturamos en cada momento y en cada cultura. El lenguaje se convierte entonces en “ruido”, con el que se expresaba el hombre del paleolítico, no el actual. Solamente en la profundidad de nuestro ser, cuando vislum­ bramos lo divino, cobrará sentido nuestra vida. La persona es un homo religiosus. Lo divino es su ser más pro­ fundo. Pero la manifestación de su religiosidad no necesariamente tiene que coincidir con la forma tradicional eclesiástica. Es posible que el hombre de hoy deba conocer el pensamiento agustiniano, el tomista o el reformista. Pero no es admisible que tenga que expresar 13 X. LÉON-DUFOUR, O.c., 6l (Continuación de la cita anterior). NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 481-566, ISSN: 0470-3790 495