PS_NyG_2009v056n003p0427_0480

ANTONIO LLAMAS la historia, porque abre el libro, esto hace que los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos se postren ante Él, interpretando el cántico nuevo, porque abrió el libro de la vida y sus sellos, se inmoló por todos y adquirió para Dios a todos los seres humanos, los de ayer, los de hoy y los de siempre. Todos ellos fueron constituidos como reino y los consagró sacerdotes para reinar en la tierra. Los ancianos y los seres vivientes otorgan al Cordero siete atributos que le configuran como Dios y posteriormente le adoran de nuevo. La narrativa del libro nos presenta al Cordero realizando el oficio de pastor de su pueblo, al que siguen fielmente sus consagrados. El Cordero vence a todas las fuerzas demoníacas y se convierte así en Señor y rey de Reyes. La ale­ gría desborda por doquier porque ha celebrado nupcias eternas con su esposa, la Iglesia, nacida de su ofrenda martirial. Por ello, hemos denominado nuestro trabajo como el triunfo del Cordero. Porque el reconocimiento de su gloria, de su señorío y, sobre todo, de su Resurrección hace que los lectores del libro del Apocalip­ sis, percibamos a través de este pasaje, la importancia que dicho lugar tenia en la Iglesia primitiva. Al mismo tiempo, este carácter cristológi- co, viene determinado por todas las acciones que el mismo Cordero desarrolla. Estos motivos serán analizamos más adelante cuando rea­ licemos una aproximación exegética de la unidad literaria. El Corde­ ro pertenece a la esfera divina y se le asignan verdaderas acciones, propias de Dios. A nuestro parecer y como enseguida observaremos, San Juan relee de manera nueva esta imagen del Cordero, dándole un sentido profundo y a la vez actual del que tenía en su estadio primiti­ vo. Téngase en cuenta que el redactor del Apocalipsis se ha inspirado en distintos patrones literarios tanto del Antiguo Testamento, como de la literatura rabínica y de la literatura apócrifa. Nuestro propósito en este estudio, será mostrar los procedimien­ tos y recursos usados por el autor, así como las técnicas fundamen­ talmente judías de narrar, en esta obra culmen de la literatura bíblica. Al mismo tiempo, indicamos las acciones divinas que se dicen del Cordero como protagonista, juntamente con Dios, de esta espléndida síntesis de la historia de la salvación. 432 NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 427-480, ISSN: 0470-3790

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz