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ANTONIO LLAMAS Km (Juccta) te, Xpuoá<; yeiioúoac; 0i)|itafiáica^ (v. 8) Ycopas de oro llenas deperfumes. Las copas son el primer elemento dado en esta liturgia, porque ellas tienen un significado especial, al estar llenas de perfumes. Las copas aparecen solamente en el libro de Apocalipsis109. Estas copas son de oro. El oro simboliza un contacto directo con Dios o con Cristo. Ahora bien, las copas están llenas de perfumes “que son las oraciones de los santos”110. El contenido específico de las copas no viene preci sado, creemos que será incienso, el plural del término así lo expresa111. El uso del incienso era muy frecuente en los ritos hebreos (Dt 33, 10). También los Salmos aluden a esta realidad: Sea puesta mi oración delante de ti como incienso , el alzar de mis manos como la ofrenda de la tarde (Sal 141, 2). La ofrenda del incienso sale en espiral hacia el cielo y une el hombre a Dios, es más, hace casi levitar y su historia hacia Dios112. Todo está preparado para que resuene el cántico nuevo, en esta liturgia sin igual, que está dedicada al Cordero. Los ancianos y los vivientes inician la alabanza. El verbo expresado al plural, porque se refiere a los vivientes y a los ancianos cantan (aóouoiv) así lo manifies ta. La presencia actual de Cristo supone que todos le alaben. Esta pre sentación de la alabanza es una de las manifestaciones peculiares de la gloria del Cordero. Cristo es glorificado de manera solemne, como Dios era aclamado en el templo. Cristo es ensalzado en el templo del universo, donde todos le proclaman como Señor. Estas características manifiestan su condición divina. La liturgia celeste parece terrestre y se extiende en toda su magnificencia ante la majestad del Cordero. Las funciones de los vivientes y de los veinticuatro ancianos son se- 109 Las copas aparecen doce veces en el Apocalipsis. El oro (xpuoíov) es un término que se repite en nuestro libro como sustantivo (Ap 3, 18; 17, 4; 18, 16; 21, 18. 21). Y el oro (xpuoáO como adjetivo también se repite catorce veces (Ap 1, 12. 13- 20; 2, 1; 4, 4; 5, 8; 8, 3; 9, 13. 20; 15, 6. 7; 1 7, 4; 21, 5). 110 P. PR1GENT, LApocalypse de SaintJean , 100. 111 H. BALZ / G. SCHNEIDER, D iccionario Exegético del Nuevo Testamento. Vol. II., 1912. 112 G. RAVASI, ISalm i. Vol. III, Bologna, EDB, 1985, 858. 462 NAT. GRACIA LVI 3/septiembre-diciembre, 2009, 427-480, ISSN: 0470-3790
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