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MANUEL LÁZARO PULIDO sis que no separa razón y fe, el argumento “ expietate ”66, pero ello lo hace añadiendo a la subjetividad humana la fuerza de la objetividad, esto es lo que se revela de una lectura del Itinerarium. San Anselmo y san Buenaventura saben que Dios es la Verdad y la Bondad. Ambos desean conocer a Dios, afectivamente y racional­ mente. Ambos inician un itinerario. La fuerza del argumento racional anselmiano es tan fuerte que será rescatada por los maestros pari­ sinos, y entre ellos, por el doctor Seráfico. Pero la balanza es dife­ rente, pues distintas son las épocas, las fuentes y las situaciones. La teología simbólica, capaz de penetrar en el interior, un ejemplarismo penetrado por la teología mística de san Bernardo y la Escuela de San Víctor, apoyan la reflexión bonaventuriana: una cointuición sim­ bólica que posibilita la presencia de Dios (aquel punto de partida, a su vez, del que hablamos en el apartado anterior, para cualquier especulación ontologica67). Aquí sólo nos hemos ceñido a los textos del doctor franciscano, pero se dejan ver las fuentes fácilmente. Estas circunstancias modifican no la importancia del affectus en el proceso cognoscitivo, sino su conjunción. La contemplación mística de san Buenaventura está iluminada desde el principio, el ora et labora se dan conjuntamente, es lo propio del contemplar franciscano. La vida del franciscano es la del hombre en marcha por los caminos de Dios, es en esa marcha, donde trabaja y ora, el universo es capilla ardiente y mística, oratorio donde introducirse en la presencia de 66 Cf. J. -G. BOUGEROL, Introduction a l’étude..., 126-127; ID., lntroduction à Saint..., 153-158. 67 Rossano Zas Friz de Col se expresa en estos términos en su obra La teo­ logía del símbolo de san Buenaventura: “La cointuición es, pues, en sentido estricto, un conocimiento indirecto. Indirecto quiere decir, siguiendo a Sciamannini, que se trata de la percepción de la presencia de algo que es percibido (no aprehendido) a partir de la aprehensión de otro objeto. A esto el mencionado autor lo llama intui­ ción analógica. De nuestra parte, no encontramos muyfeliz esta expresión porque la cointuición es la percepción de Dios desde otro objeto, por eso se le llama indirecta y por eso no es intuición sino co-intuición [...] En razón de lo dicho, modificamos la definición que Sciamannini da de cointuición como intuición analógica y deci­ mos más bien, cointuición simbólica ” (Roma, Ed. Pontificia Università Gregoriana, 1997, 203-205). La obra citada: R. SCIAMANNINI, La cointuizione bonaventuriana, Firenze, 1957. 384 NAT. GRACIA LVI 2/mayo-agosto, 2009, 351-385, ISSN: 0470-3790

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