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MANUEL LÁZARO PULIDO San Bernardo en la predicación, Ricardo en la contemplación. Mas Hugo sobresale en las tres”*'. El texto es revelador de la utilización y sistematización de las fuentes que practica san Buenaventura, así como de la caracteriza­ ción que hace sobre las aproximaciones hermenéuticas que se pue­ den realizar a la hora de acercarnos a la verdad sobrenatural, es decir, cuando contemplamos el modo en el que hemos de acercarnos al misterio. Amén de las lecturas que en este texto caben hacerse de forma específica sobre la exégesis bonaventuriana, la apuesta por la interpretación desde la diversidad de los sentidos implica abrir la interpretación al misterio y subrayar la capacidad de una razón mul­ tiforme que encuentra su clave interpretativa en el nexo de unión en­ tre el mundo divino trascendente y el mundo humano asumido en la persona de Cristo, como afirma Henri de Lubac: “Jésus-Christfa it l ’unité de l ’Ecriture parce q u ’il en est la fin et la plénitude. Tout y a rapport à Lui. Il en est, finalement, le seul Objet. Il en est donc, peut- on-dire, toute l ’exégèse ”42. El prólogo del Breviloquium nos ayuda a comprender la profundidad de la mirada del Seráfico. Comentando la dimensión cuarta de la Escritura propone estas dimensiones herme­ néuticas como el camino donde poder superar un sentido plano de la revelación y poder profundizar en él. Aquí sitúa lo expuesto en el De Reductione : “La escritura tiene en sí misma, en fin, una profundidad, que consiste en la multiplicidad de las inteligencias místicas. Pues 41 Red. art., n. 5: “In ómnibus enim sacrae Scripturae librispraeter litteralem sensum, quem exterius verba sortant, concipitur triplex sensus spiritualis, scilicet allegoricus, quo docemur, quid sit credendum de Divinitate et bumanitate; mora- lis, quodocemur, quomodo vivendum sit; et anagogicus, quo docemur, qualiter est Deo adhearendum. Unde tota sacra scriptura haec tria docet, scilicet Christi aeter- nam generationem et incarnationem, vivendi odrinem et Dei et animae unionem. Primum respicit fidem, secundum mores, tertium finem utriusque. Circa primum insudare debet studium contemplativorum. Primum maxime docet Augustinus, secundum maxime docet Gregorius, tertius vero docet Dionysius. Anselmus sequitur Augustinum, Bernardus sequitur Gregorium, Richardus sequitur Dionysium, quia Anselmus in ratiocinatione, Bernardus in praedicatione, Richardus in contempla- tione. Hugo vero omnia haec}\ 42 H. DE LUBAC, Exégèse médiévale. Les quetre sens de l ’ecriture, vol. 1, Paris, Cerf, 1959, 322. 374 NAT. GRACIA LVI 2/mayoagosto, 2009, 351-385, ISSN: 0470-3790

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