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COINTUIR “LO INACCESIBLE” EN SAN BUENAVENTURA los seres externos pueden proyectar su imagen y desde nuestra mente se atreve a discurrir y no al revés. No se trata de un círculo racional el que nos lleva al conocimiento de la verdad divina. El artículo segundo de la cuestión relativa a la Trinidad ilumina mejor el paso necesario para comprender el alcance real de lo que supone penetrar la realidad en su íntimo misterio, toda vez que se refiere a la trinidad de Dios, que se trata de una verdad creíble, obligatoria y digna de creer33. La verdad racional llama a ser perfeccionada desde la iluminación, en lo que la doctrina de la luz ayuda a introducimos en el interior de la verdad: “Si se inquiere, pues, qué es lo que mueve a creer el misterio, si la Sagrada Escritura, o los milagros, o la gracia, o la misma verdad eterna, se ha de decir que principalmente mueve la misma ilumi­ nación, que empieza por la razón natural y se perfecciona por la lu z sobrenatural, la cual en verdad nos hace pensar de Dios no sólo alta, sino también piadosamente; y esto se debe a que la iluminación procede de la misma luz eterna, a cuya obediencia cautiva nuestro entendimiento, y cautivándole, al someterle a Dios, le honra y venera y le habilita para creer cuanto se refiere al culto y honor divinos, aun­ que supere el alcance de nuestra razón ”34. Por lo que la razón es el punto de partida y protagonista del co­ nocimiento de Dios, pero no es el punto último ni de llegada pues es limitada. Más tarde en el texto realiza una texto de Ricardo de San Víctor, referencia que no nace de la casualidad sino de la intención profundizadora del alma, una labor de inmersión en el Misterio del que Ricardo de San Víctor es la referencia, y que utilizará de forma 33 Ib., q. 1, a. 2 concl.: “Deum esse trinum est verum, credibile, quia hoc cre- dere est congruum, debitum et dignum 34 I b q. 1, a. 2 concl: “Si ergo quaeritur: quid movet ad illus credendum, utrum videlicet Scriptura, vel miracula, vel gratia, sive ipsa veritas aeterna? dicen- dum, quod principaliter movens ad hoc est ipsa illuminatio, quae inchoatur in lumine indito et consummatur in lumine infuso, quae quidem facit nos non solum alte, verum etiampie sentire de Deo; et hoc, quia illuminatioprocedit ab ipso lumine aeterno, in cuius obsequium nostrum captivat intellectum, et captivando, dum ipsum subiicit Deo, colit et veneratur et reddit habilem ad credendum quaecumque ad divinum honorem et cultum spectant, etsi sint supra rationem nostram ”. NAT. GRACIA LVI 2/mayo-agosto, 2009, 351-385, ISSN: 0470-3790 369

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