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PABLO GARCÍA CASTILLO “En ese momento, le es dado juzgar y conocerperfectamente que “es a Él” a quien desea, y afirmar que no hay nada preferible a Él, pues ahí arriba no esposible el engaño: ¿dónde se hallaría algo más verdadero que la verdad? Lo que el alma por tanto dice, “/Es Él!”, lo pronuncia, de hecho, más adelante; ahora, el que habla essu silencio: henchida de alegría, no se equivoca, precisamente porque está llena de alegría y no lo dice a causa de unplacer que leproduce un cosqui lleo en el cuerpo, pero porque se ha convertido en lo que era en otro tiempo, cuando erafeliz’A(>. EL PARADIGMA AGUSTINIANO DE LA VERDAD Este paradigma neoplatónico, lleno de metáforas de la luz y la visión, de la recta mirada del alma, es el espejo de la conversión agustiniana. Como es sabido, este modelo se reitera una y otra vez en las obras de San Agustín, pero citemos el pasaje más conocido por su belleza: “No quieras derramarte fuera; entra dentro de ti mismo, porque en el hombre interior reside la verdad; y si hallares que tu naturaleza es mudable, trasciéndete a ti mismo, mas no olvides que, al remontarte sobre las cimas de tu ser, te elevas sobre tu alma, dotada de razón. Encamina, pues, tus pasos allí donde la luz de la razón se enciende. Pues ¿adonde arriba todo buen pensador sino a la verdad?La cual no se descubre a sí misma mediante el discurso, sino es más bien la meta de toda dialéctica racional. Mírala como la armonía superior posible y vive en conformidad con ella. Confiesa que tú no eres la Verdad, pues ella no se busca a sí misma, mientras tú le diste alcance por la investigación, no recorriendo espacios, sino con el afecto espiritual, a fin de que el hombre interior concuerde con su huésped, no con la fruición carnal y baja, sino con subidísimo deleite espiritual... no se te ofrecerá allí de ningún modo a los ojos la luz de este sol material, sino aquella que alumbra a todo hombre que viene a este mundo... Estas verdades... antes de ser halladaspermanecen en sí mismas, y cuando se descubren, nos renuevan’*1. 46 PLOTINO, Enéadas VI 7, 34. 47 SAN AGUSTÍN, De la verdadera religión , XXXIX, 72-73. 344 NAT. GRACIA LVI 2/mayo-agosto, 2009, 325-350, ISSN: 0470-3790
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