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PABLO GARCÍA CASTILLO de la forma y el paradigma de la perfección y la rectitud. La forma ideal se plasma en la verdad como en la obra de un artista, que ha de reproducirla como Fidias al esculpir a Zeus, pues, según dice Plo- tino, “no recurrió a ningún modelo sensible, sino que lo imaginó tal como seria si él accediera a aparecer ante nuestros ojos’*1. La filosofía consiste justamente en esculpir la propia estatua in terior según el modelo ideal de la verdad que el alma ha de aprender a contemplar. Es una tarea ética y estética que convierte al hombre en creador de su propia belleza interior, según dice el conocido tex to del tratado plotiniano Sobre la belleza : “Regresa a ti mismo y mira: si aún no te ves bello, haz como el escultor de una estatua que ha de resultar hermosa: quita, raspa, pule y limpia hasta que hace aparecer un bello rostro en la estatua. Tam bién tú, quita todo lo que sea superfluo, endereza todo lo que sea tor tuoso, limpia todo lo que esté oscuro, abrillántala y no ceses de esculpir tu propia estatua basta que resplandezca en ti el divino esplendor de la virtud... Si ves que te has convertido en esto... sin necesidad ya de quien te guíe, entonces ¡fija intensamente los ojos y mira!’A2. El alma ha de estar siempre dispuesta a recibir, tras la repentina y sorprendente belleza, la dulzura y la gracia del Bien. En esa actitud de disponibilidad consiste la odisea, el regreso a la casa paterna. El viaje del alma hacia la verdad ha de pasar por tres escalas: música, amor y filosofía. Las dos primeras, como en el ascenso del Banquete , son peldaños y escalas que conducen a la contemplación de la ver dad sólo al alcance del filósofo. Así lo refleja Plotino: “Eljilósofo por naturaleza está ya listo y, como provisto de alas,... poniendo f n a la evagación por lo sensible, permanece en lo inteli gible y, allá, desechando la falsedad, se dedica a alimentar el alma en la Llanura de la Verdad... hasta llegar a un principio. Entonces es cuando, estando sosegada del modo como el alma está en sosiego, sin afanarse ya por nada, una vez reducida a unidad, se dedica a con templar ,*B. 41 PLOTINO, Enéadas V, 8, 1. 42 PLOTINO, Enéadas I, 6, 9. 43 PLOTINO, Enéadas I, 3, 3-4. 342 NAT. GRACIA LVI 2/mayo-agosto, 2009, 325-350, ISSN: 0470-3790
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